Francisca Valenzuela

El acomodo de una cantautora sobre el piano ha sido una figura más habitual en el extranjero que en Chile, donde Francisca Valenzuela irrumpió como una notoria novedad en el año 2006. Ella fortaleció una agenda de presentaciones en vivo y logró ubicar al menos dos singles en radio ("Peces" y "Dulce") antes siquiera de comenzar el trabajo en un primer álbum. Fue el prometedor inicio de una carrera que supo afirmarse rápidamente en un cauce profesional, y que años después destacaría como una de las más presentes y activas en el panorama de pop chileno de exportación. Sus canciones se han guiado por melodías suaves pero de carácter, que ubican los versos como foco de fuerza e identidad, y que amplían la agenda temática habitual en las intérpretes locales.

Fechas

San Francisco (Estados Unidos) - 17 de marzo de 1987

Décadas

2000 |2010 |2020 |

Géneros

Pop

Marisol García

Creativa adolescencia
Para cuando su música comenzó a difundirse, Valenzuela era una estudiante universitaria con un recorrido creativo y biográfico poco usual. Hija de científicos chilenos, nació y creció en San Francisco, California, donde fue estimulada desde pequeño en su gusto por la música y la literatura (durante su adolescencia llegó a publicar un libro de poesía y otro de cuentos).  En Estados Unidos había tenido clases de guitarra y comenzado con el estudio metódico de piano clásico, el cual continuó una vez instalada en Santiago, a los 13 años de edad.

Así, antes de cumplir los veinte la joven tenía el material suficiente para trabajar un disco propio. Muérdete la lengua (2007) fue aquel debut, con producción de los hermanos Mauricio y Francisco Durán (Los Bunkers) y la promesa de popularidad concretada en singles como "Afortunada", "Dulce" y la propia "Muérdete la lengua". Valenzuela conseguía mostrar allí una atractiva doble faceta: por un lado la de cantautora rockera y por el otro la de intérprete pop y pianista con una fuerte influencia en la música femenina americana de los años noventa delineada por gente como Alanis Morissette, Tori Amos y Fiona Apple.

Con su banda en vivo, formada por el guitarrista Jorge Chehade, el baterista Mauricio Galleguillos y el ex bajista de Pettinellis Pedro Araneda (más tarde sustituido por Ismael Oddó de Alamedas), Valenzuela actuó en festivales masivos de rock, como Vive Latino, y se presentó como telonera de Julieta Venegas en el Teatro Caupolicán. Luego tuvo presentaciones en Nueva York y Montevideo en 2008 y una aplaudida colaboración con Latin Bitman en la canción "Help me", del disco Colour (2009).

Más allá de los límites del pop, una sentida versión suya para "Run Run se fue pa'l norte" (de Violeta Parra) apareció en el disco de homenaje a la compositora Cantores que reflexionan (2007) y luego con otra de "Vuelvo" (de Patricio Manns) para el disco de homenaje a Inti-Illimani A la salud de la música chilena (2009). A ellos se suma un hito internacional en la misma línea: su participación el año 2010 en un tributo al cantautor catalán Joan Manuel Serrat, gestionado desde España con distintas figuras femeninas iberoamericanas. Señora. Ellas cantan a Serrat ni siquiera circuló en Chile, pero demostró el interés internacional hacia la cantautora chilena, que revisó allí el clásico "Tu nombre me sabe a hierba".

De Lollapalooza a Ruidosa
Su participación en el concierto de homenaje a Víctor Jara y Violeta Parra en Pompeya (junto a nombres como Inti-Illimani Histórico, Jorge González y Beto Cuevas), en agosto del 2010, antecedió la salida del primer sencillo de su segundo disco, "Quiero verte más", que circuló profusamente el verano del 2011. Se ratificaba así su condición de figura importante para la música local, presente en los principales encuentros musicales de ese año en el país, incluyendo el festival Lollapalooza-Santiago y el concierto del grupo irlandés U2 en el Estadio Nacional (durante el cual la chilena subió a cantar a dúo con Bono "One tree hill").

Buen soldado (2011) y Tajo abierto (2014) fueron nuevas marcas en su consolidación como cantautora pop, cómoda cada vez más en el trabajo con secuencias electrónicas (como en "Prenderemos fuego al cielo", uno de sus mejores singles), y lanzado ya de modo definitivo a la difusión internacional. Francisca Valenzuela reside parte del año en Estados Unidos, desde donde ha dicho no descartar una promoción prioritaria para canciones en inglés.

Francisca Valenzuela mantiene sin embargo proyectos importantes en Santiago, como lo fue en 2016 la realización de "Ruidosa Fest" primer encuentro realizado en Chile para visibilizar el trabajo de cantantes y profesionales mujeres en la industria musical local, en el que se alinearon entonces artistas como Camila Moreno, Javiera Mena, Denise Rosenthal, Natisú, Fakuta y Tomasa del Real, entre otras.

Su siguiente etapa de época, con discos pop que ella comenzó a publicar en la década de 2020 fueron consolidando su nombre en esferas mayores de la industria, no sólo chilena, gracias a canciones y arreglos que buscaban instalar una voz de creciente madurez. Basta notar los títulos de esos álbumes para conectar las pistas de un tipo de autoría más personal: La fortaleza (2020), Vida tan bonita (2022) y Adentro (2023), una serie de trabajos conectados unos con otros, en un período convulso, furioso y complejo, a nivel personal, social y mundial.

El primero de ellos respondió al impacto del estallido social y las movilizaciones de 2019, que además llevaron a Francisca Valenzuela a representar esa unidad en el escenario de la Quinta Vergara, con motivo del Festival de Viña del Mar de 2020, donde se rodeó de 50 mujeres, cantantes, compositoras y folcloristas. El segundo disco de la serie, en tanto, se realizó en el aislamiento ocasionado por la pandemia, con letras que cruzaban ese contexto de incertidumbre, de vulnerabilidad en varios sentidos y de miedo, mientras que el tercero respondió a su liberación tras un quiebre sentimental en el inicio de la pospandemia, y contó con la participación de la mexicana Ximena Sariñana.

Actualizado el 22 de noviembre de 2023