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Chile rompe relaciones diplomáticas con Filpinas

El presidente chileno ha anunciado la decisión de su Gobierno de romper sus relaciones diplomáticas con Filipinas, «porque Chile no puede aceptar una bofetada en pleno rostro». El general Pinochet se encontraba de viaje a la nación asiática, para una visita de cuatro días, en lo que se había calificado como «apertura de Chile al Pacífico», cuando fue notificado por el Gobierno de Manila de la cancelación de la visita.

El Gobierno filipino puntualizó ayer que la suspensión de la visita del presidente chileno obedeció a informaciones recibidas acerca de la llegada a Manila de terroristas internacionales para atentar contra su vida.Pinochet fue objeto el lunes de una recepción masiva en Santiago, considerada por los observadores como una de las mayores registradas en favor del Gobierno militar.

El traspié sufrido por el presidente Pinochet ha causado enorme inquietud en el cuerpo diplomático de Chile.

El Ministerio de Asuntos Exteriores chileno «sufrirá un terremoto, grado diez» por la responsabilidad que le cabe en el bochornoso suceso, han dicho fuentes bnien informadas.

Durante un improvisado discurso, pronunciado el lunes por la noche ante varios miles de personas que se congregaron ante el edificio gubernamental Diego Portales, Pinochet anunció que una vez evaluado lo ocurrido se adoptarían medidas precisas en la política exterior chilena. «Un desastre de esta magnitud requiere un análisis serio y frío, sin frivolidad. Y exige resoluciones claras y profundas», porque, en caso contrario, significará el triunfo de la «conjura internacional» contra el país, dijo.

Las críticas sobre los responsables de la política exterior chilena comenzaron el lunes, tras conocerse que había habido informes de organismos y de especialistas en seguridad que advertían de los peligros de la gira que el jefe de Estado iba a efectuar a Fiji y Filipinas. Tales advertencias fueron desestimadas por los responsables civiles de la política exterior.

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En algunos medios informativos se dice que lo sucedido saca a la superficie la permanente rivalidad que existe en el servicio exterior chileno entre el escalafón de carrera y los militares, en retiro en su mayoría, que han sido designados para desempeñar diversos cargos, especialmente con el rango de embajador.

En el acto de desagravio organizado para recibir a Pinochet, numerosos manifestantes llevaban pancartas en las que se podía leer «Democristianos y norteamericanos, traidores». En su discurso, el presidente hizo una alusión a Estados Unidos, aunque sin nombrarlo directamente.

Pinochet afirmó que Chile está creando su propia democracia y que nadie podría torcer su destino, para añadir que lo ocurrido muestra cuan grande es la presión que se ejerce para ver frustrado su Gobierno.

El general afirmó que los militares «no entregarán el Gobierno "mañana, ni pasado"». Respondiendo a los gritos de la multitud de «Dale duro, dale duro, Pinochet», el presidente añadió que el Gobierno militar continuará en la misma senda y rechazaría, una vez más, «a los señores de Filipinas».

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