Un estudio publicado esta semana en la revista Water y liderado por el doctor José Garcés de la UACh advirtió que la disminución de los principales ríos de Valdivia, en el contexto de cambio climático y reducción de precipitaciones, permitirá el ingreso de agua salada cauce arriba, llegando incluso a la principal toma de agua dulce, lo que afectará la calidad del recurso para la población.

De hecho eso ya ocurrió en marzo de 2015, cuando las críticas eran generalizadas debido al mal sabor que tenía el agua potable que se bebía en la ciudad.

De acuerdo a la investigación, en ese momento, más del 70% del agua potable que consumía la población se obtuvo del río Valdivia, en la toma de captación de Cuesta Soto.

El agua salada en ese momento se extendió hasta 35 kilómetros río arriba (tres kilómetros más arriba de Cuesta Soto).

“El ingreso de agua salobre será más común e incluso se extenderá entrado el otoño”, arrojaron las proyecciones de Garcés, académico del Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas (ICML).

Mapa del estuario del río Valdivia y los puntos de muestreo de los sensores | UACh

Origen

De acuerdo al experto, el problema se origina cuando los caudales del río Cruces y Calle-Calle, principales tributarios del río Valdivia, son muy bajos.

A través de un modelo se determinó que por debajo de los 74 m3/s es cuando el agua salina llega hasta la toma de agua de la Cuesta Soto.

Es justamente ese panorama el que se asoma como la norma en los próximos años, no solo por las modificaciones que atraviesa el clima, sino que también por los déficits cada vez mayores de precipitaciones.

“Será más a menudo y causará problemas en la calidad del agua potable. Esto implica mejorar las capacidades de predicción y modelos hídricos que presentan diferentes escenarios de cambio global”, aseguró.

“También es una señal de alerta de cualquier intervención que se haga en el río por ejemplo aguas arriba, como puede ser la construcción de un embalse. No se sabe cómo afectará los caudales en un contexto de cambio climático”, alertó.

Del trabajo también participaron Wolfgang Schneider, del Departamento de Oceanografía y del Instituto Milenio de Oceanografía, ambos de la Universidad de Concepción (UdeC); Andre Pinochet (ICML), la doctora Andrea Piñones, del ICML – IDEAL y del Centro de Investigación Oceanográfica COPAS-Sur Austral (UdeC); Francisco Olguín (ICML), Daniel Brieva (COPAS-Sur Austral) y Yongshan Wan, del Center for Environmental Measurement and Modeling de Estados Unidos.