1812 Tribunal del Consulado

Edificios





Tras la disolución del Congreso Nacional ordenada por José Miguel Carrera, el 2 de diciembre de 1811, hubo que esperar algunos meses, para que una nueva corporación legislativa se instalara en Chile. El 10 de noviembre de 1812, abre sus sesiones el denominado Senado de 1812, regido por el Reglamento Constitucional Provisorio del mismo año.

En esa oportunidad el edificio acordado para albergar las labores de los senadores, fue el del antiguo Tribunal del Consulado. Este edificio ocupaba la esquina de las calles de la Compañía y de la Bandera, en el costado sur de lo que fue la Plazuela de la Compañía, que enfrentaba la fachada de la iglesia del mismo nombre. Su construcción se inició en 1802, según los planos de Agustín Caballero, los cuales, al ser considerados demasiado suntuosos, terminaron bajo las órdenes de Juan José de Goycolea y Zañartu, quien termino la obra en 1807.

"En 1802 se inició la obra de cal y ladrillo, y en 1807 se instalaron el dosel, la mesa de ceremonias y los sitiales bajo la efigie del rey y la reina. El autor de este desaparecido edificio fue Goycolea, "el primer arquitecto chileno ", discípulo de Toesca"[1].

Este edificio se inauguró con gran entusiasmo y expectativas el 19 de enero de 1807. Había sido edificado con mucha solidez y era una vasta y cómoda construcción concebida para que ahí funcionara el Real Tribunal del Consulado. Sin embargo, no sólo albergó la labor del Consulado, ya que unos años después sirvió de local, para la reunión del Cabildo Abierto que formó la Primera Junta de Gobierno, el 18 de septiembre de 1810. Fue sede de la Abdicación de Bernardo O’Higgins, el 28 de enero de 1823 y domicilio de la Biblioteca Nacional desde 1886 hasta 1925. Ese año fue demolido para dar paso a las obras finales del actual edificio de los Tribunales de Justicia.

Su arquitectura era imponente para la época, entendiendo que la regla, en aquel momento, indicaba construcciones de un solo piso. De esta manera, sólo las edificaciones religiosas, rompían con esa norma, alcanzando sus campanarios y torres, varios metros de altura.

"La fachada es de dos pisos, adornada de pilastras poco salientes i dos órdenes de ventanas. Los cuerpos laterales, de un piso, forman el gran patio de la casa por su unión con un segundo cuerpo transversal, que es ocupado todo él por la sala de sesiones de las Cámaras. De aquí sigue un segundo patio, más ancho que largo, en donde están las habitaciones de algunos empleados del Senado, i que comunica con la calle de la Bandera por una puerta falsa; esta sirve también para dar salida a los diputados. Los costados del primer patio están ocupados por las secretarías de ambas Cámaras, i el edificio del frente por el portero"[2].

El edificio del Consulado albergó los senados de 1812 y 1814, el Senado Conservador de 1818 (que perduró hasta 1822) y la Convención Preparatoria que se desarrolló entre el 23 de julio y el 30 de octubre de 1822, convocada por Bernardo O’Higgins con el objeto de redactar una nueva Constitución. El día 31 de agosto de 1822, la inglesa María Graham asistió a una de las sesiones de dicha Convención:

"De la Casa de Moneda fuimos al Consulado... Nos dirigimos, pues, allá el señor De Roos y yo, sin tener por desgracia a nadie que nos diera a conocer los nombres de los diputados. Empero, logramos saber que el presidente era Albano, diputado por Talca, y el vicepresidente, Camilo Henríquez[3], editor del Mercurio de Chile y poeta en determinadas circunstancias. Entramos en la sala en los momentos en que se votaba una moción, según la cual se necesitaría el acuerdo de los dos tercios de los miembros para la aprobación de cada artículo en la discusión de todo proyecto de ley. Asistían unos veinte diputados, y una media docena de espectadores, fuera de nosotros. La sala es bella y espaciosa. En uno de los extremos se encuentra el sillón del presidente, bajo un hermoso dosel tricolor, con adornos dorados. Cuando asiste el Director, ocupa este sillón, y el presidente se sienta a su derecha. Los diputados ocupan bancos arrimados a la pared, a uno y otro lado de la sala, los secretarios y el vicepresidente, una mesa delante del presidente, y los espectadores se sientan en bancas semejantes a las que ocupan los diputados"[4].

Los senados Conservador y Legislador de 1823 y 1824, además de los congresos Generales Constituyentes de 1826 y 1828 estuvieron también afincados en este sitio. En 1826, existió una intención de trasladar las sesiones del Congreso Nacional fuera de la Capital. Ese año se convocó a un Congreso Nacional Constituyente que se reuniría el 15 de junio de 1826, en la ciudad de Rancagua, según el llamado efectuado el 15 de marzo de 1826. Sin embargo, un decreto del Director Supremo Ramón Freire, fechado el 22 de junio de ese año, desechaba la posibilidad de reunir en Rancagua a los Diputados, atribuyendo nuevamente la falta de proporciones que sufría la ciudad de Rancagua, lo que se traducía principalmente en la carencia de un local para sesionar y donde no era fácil hallar hospedaje cómodo i decente para los Diputados. Otra queja presentada por los Diputados, esgrimía que alejados de la capital, iba a ser mucho más complicado acceder con rapidez a los archivos de gobierno y documentos oficiales que se requirieran para la labor de aquel Congreso. No cabía duda entonces que la mejor opción sería nuevamente Santiago. Los Diputados fueron citados nuevamente para el día 4 de julio de 1826, en la sala del Consulado.

El 5 de diciembre de 1827, se convocó a otro Congreso General Constituyente, que abriría sus sesiones el día 12 de febrero de 1828, en la ciudad de Rancagua. Sin embargo, al aproximarse la fecha y tras ..." un maduro examen se decidió que, a causa de la naturaleza de las cuestiones en que debía entenderse, convenía desde luego como punto de residencia la capital de la República, pues entre las muchas ventajas que esto ofrecía, se encontraba la de servir de enseñanza a la juventud que más tarde se dedicase a la carrera administrativa"[5].

Estas objeciones quedaron oficializados el 8 de febrero, fecha en que el Vicepresidente de la República, Francisco Antonio Pinto, decretó que el Congreso Nacional Constituyente debía reunirse en Santiago, el día 25 de febrero de 1828. Abiertas las sesiones, las discusiones entre las diferentes posturas políticas de la época, impidieron un avance claro hacia un proyecto constitucional lo que determinó su traslado a Valparaíso. En esta ciudad sesionó entre el 28 de mayo y el 6 de agosto.

Luego de firmada la Constitución de 1828 que instituyó los periodos legislativos y la bicameralidad, se acordó la apertura de las Cámaras del Congreso Nacional para el 1° de septiembre de ese año, en Santiago. La Cámara de Senadores, integrada por 16 representantes, regresó al edificio del Consulado conforme a lo decidido en la última sesión celebrada en Valparaíso.

El 1° de agosto de 1829 se iniciaron las sesiones preparatorias para el Segundo Periodo Legislativo del Congreso Nacional que nuevamente tuvieron lugar en Valparaíso, en el edificio del Cabildo (Cámara de Senadores) y la Iglesia de Santo Domingo (Cámara de Diputados). Sin embargo el terremoto ocurrido el sábado 26 de septiembre y los daños ocurridos en los locales donde se efectuaban las reuniones obligaron un pronto regreso a Santiago. Las sesiones se retomaron el Día 20 de octubre. Los senadores volvieron a ocupar las dependencias del Tribunal del Consulado confirmando en la presidencia a Francisco Ramón Vicuña, y en la Vicepresidencia a José María Novoa.

Tras el conflicto armado, desencadenado por la elección presidencial del año 1829 -donde el Congreso Nacional ratifica a Francisco Antonio Pinto como Presidente de la República y a Joaquín Vicuña como Vicepresidente-, el poder político pasó a manos conservadoras, las cuales reconocieron en los jefes militares y en la figura de Diego Portales a sus líderes naturales. El orden cimentado en la Constitución Política aprobada en 1833 perduró en lo medular cerca de un siglo. Por su parte, el poder Legislativo, éste perpetuó su bicameralidad y su domicilio capitalino, manteniéndose el Senado en el edificio del Consulado.

Sin embargo, el edificio no era de uso exclusivo del Senado. En diferentes periodos, dicha corporación tuvo que compartir el edificio con la Cámara de Diputados, los Congresos Constituyentes, la Junta Central de la Vacuna, la Caja de Crédito Hipotecario o incluso el Cabildo de Santiago.

Notas

  1. Laborde Miguel, Santiago, lugares con historia, Editorial Contrapunto, Santiago, 1990, p. 107.
  2. Tornero, Recaredo, Chile Ilustrado: guía descriptivo del territorio de Chile, de las capitales de provincia, i de los puertos principales, Biblioteca Nacional de Chile, Santiago, 1996, p. 35
  3. En esa Convención, Camilo Henríquez no ocupó el cargo de vicepresidente, sino que el de secretario. Véase Valencia Avaria, Luís, Anales de la República, Textos constitucionales de Chile y registro de los ciudadanos que han integrado los poderes ejecutivo y legislativo desde 1810; segunda parte, editorial Andrés Bello, Santiago, segunda edición 1986, pp. 17-21.
  4. Graham., María, Diario de mi residencia en Chile en 1822, Editorial Francisco de Aguirre, Buenos Aires, Santiago de Chile, 1988, pp. 135 - 136.
  5. Gay, Claudio, Historia física y política de Chile, según documentos adquiridos en esta república durante doce años de residencia en ella y publicada bajo los auspicios del supremo gobierno, tomo octavo; París, en casa del autor; Chile, Museo de historia natural de Santiago, 1871, p. 103.


Referencias Bibliográficas

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