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Reportajes

24 de Octubre de 2019

¿Quién mató a José Miguel Uribe?

José Miguel Uribe Antipani tenía 25 años cuando fue asesinado la noche del 21 de octubre en Curicó. Un militar fue formalizado por el delito de homicidio y arriesga hasta diez años de prisión. Pero existe una tesis diferente: el culpable sería otro uniformado, quién estaría siendo protegido, y que habría disparado directamente a la víctima y a otros civiles. Una historia sobre el primer muerto de la revolución social de octubre, en una localidad donde no había estado de excepción ni toque de queda.

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El trabajo no estaba bueno en Santiago. Después de una temporada larga buscando posibilidades en la capital, José Miguel Uribe Antipani se cansó de seguir esperando. Tomó sus bártulos y decidió emprender el retorno a su ciudad natal, Curicó, para explorar allí opciones laborales y estar más cerca de su familia. Sus responsabilidades eran mayores desde hace un tiempo. Ya no pensaba solamente en sí mismo. Su prioridad ahora era su hijo, de poco más de un año. La apuesta tuvo resultados pues apenas se instaló en el sector de La Obra en Los Niches, a 10 kilómetros de Curicó, consiguió laburo en trabajos de construcción. El horizonte parecía halagüeño para José Miguel y su familia.

Criado bajo una conciencia social muy marcada, no dudó en asistir a las marchas populares convocadas en la ciudad en medio del movimiento social que comenzó en Santiago por el alza del pasaje del Metro y que rápidamente se extendió a todo el país. Chile se había cansado y la presión estalló en forma de manifestaciones públicas a lo largo de toda la nación. En Curicó la situación era más pacífica que en otras ciudades. No se registraban incidentes mayores, no existían medidas de emergencia ni menos toque de queda. Tan tranquilo era el escenario que muchos efectivos de Carabineros de la ciudad fueron destinados a Talca, capital regional, donde la tensión era mucho mayor.

Hasta la noche del 21 de octubre.

Tras una marcha que convocó esa tarde a unas diez mil personas, José Miguel Uribe comenzó el regreso a su casa. En la salida de la ciudad, donde la Alameda Manso de Velasco conecta con la carretera 5 Sur, había una serie de barricadas que impedían el flujo normal de vehículos. Pasó una patrulla de militares y dos autos, sin patente, escoltándolos. Lo que vino a continuación está en pleno proceso de investigación, con algunas certezas y muchas dudas. Entre las certezas está que José Miguel Uribe y sus acompañantes no portaban armamento de ningún tipo. Hay certeza que cuando vieron a un grupo de uniformados comenzaron a manifestarse.

Otra certeza es que testigos del hecho, también civiles y también desarmados, grabaron desde sus teléfonos celulares el incidente que vino a continuación: una balacera que comenzó a los pocos instantes. Una cuarta certeza es que una munición impactó en el tórax de este joven de 25 años, quien fue rápidamente auxiliado por sus compañeros y transeúntes. Lo trasladaron al Hospital de Emergencia de la ciudad en un vehículo particular que pasaba por el lugar y que se ofreció a colaborar. Ninguna ambulancia llegó. Tampoco fue socorrido por los militares presentes en la escena. Las dudas están sobre quién percutó, por qué razón lo hizo y desde qué arma provino el disparo fatal. Porque esa es la última certeza. José Miguel Uribe Antipani falleció en el Hospital de Emergencia a las 23 horas del 21 de octubre del 2019.

El acusado

Juan Carlos Reyes Araneda pertenece al Regimiento Bellavista de Santiago.

Fue derivado a la Región del Maule tras el decreto presidencial que establecía el estado de Emergencia. Según testigos, Reyes junto a otros ocho uniformados, viajaban en una camioneta militar rumbo al sur de la ciudad de Curicó. De acuerdo a la investigación encabezada por el Fiscal del Ministerio Público, Jaime Rojas, Reyes Araneda descendió de la patrulla obedeciendo órdenes de su superior directo. Acá surge el primer choque de versiones. Los uniformados aseguran que fueron agredidos por los transeúntes, quienes habrían lanzado piedras y palos a la comitiva. Sin embargo, en el sitio del suceso no habías pruebas de eso y el vehículo militar no registraba daño alguno.

Según el fiscal Rojas, Juan Carlos Reyes disparó dos veces. “Una bala salva, al aire, y una segunda correspondiente a munición de guerra propia del fusil que portaba, impactando a José Miguel Uribe, quien se encontraba con otras personas en el lugar”.

El joven malherido ingresó al Hospital de Emergencia de Curicó (la ciudad no cuenta con un recinto asistencial desde el terremoto del 2010), a las 22.45 horas, falleciendo quince minutos más tarde. El Fiscal aseguró que “el perito balístico examinó el cuerpo de la víctima y aseguró que las heridas corresponden a un arma de alta gama, que entró por la derecha del cuerpo y salió por la izquierda, cruzando su cuerpo, provocándole la muerte”.

Daniel González era vecino de Juan Pablo Uribe Antipani y una de las personas que lo acompañaba esa fatídica noche. Su versión es muy similar a la que maneja el Ministerio Público. “Nosotros vimos la camioneta de militares y nos manifestamos pacíficamente, incluso levantamos las manos. A los cinco minutos volvió la camioneta y empezamos a sentir los balazos. Salté una barrera y cuando caí me fijé que mi compañero estaba herido. Lo toqué y aún tenía pulso, pero estaba muy mal. Su muerte no puede quedar en vano. Es un ángel para nosotros, una especie de Víctor Jara de este movimiento”.

El Fiscal Jaime Rojas reconoció que el uniformado Reyes Araneda se entregó a las pocas horas y que el Ejército ha colaborado con la investigación, entregando los antecedentes que han requerido. “Nosotros solicitamos prisión preventiva en una cárcel como cualquier otra, pero la cumplirá en un recinto militar. Se determinó un lapso de cuatro meses para la investigación, período en el que vamos a trabajar para demostrar la culpabilidad del imputado”.

En el año 2009, cuando era menor de edad, el soldado Juan Carlos Reyes Araneda fue condenado por el delito de robo con intimidación.

No estamos en guerra

Nelson Uribe enterró a su hijo José Miguel el miércoles 23 de octubre. Esa misma tarde cerca de 30 mil personas marcharon por Curicó, en la manifestación más concurrida que se recuerde en la zona. El nombre de su primogénito se escuchaba en medio de las canciones y los discursos. Muchas personas llevaban pancartas y lienzos con la fotografía de José Miguel. Para Nelson Uribe la sensación era distinta. Para él y su familia era mucho peor.

“A mí hijo lo mataron y nadie va a responder por esto. Así como está la cosa ese hombre va a salir pronto, campando, libremente. Sentimos impotencia porque él salió a marchar pacíficamente como cualquier ciudadano, tocando una olla. Y por eso le dispararon y lo mataron”, señaló.

El padre del joven fallecido aseguró que nadie del Ejército se ha comunicado con él tras la muerte de José Miguel.

“Esto pasó porque a alguien se le ocurrió decir que estábamos en guerra y los militares pensaron que podían hacer cualquier cosa. Lo que él hizo es un asesinato porque se sintió con poder y ese poder se lo dio otro. Ese debería pagar”, agregó.

Uno de las primeras autoridades en presentarse en el lugar del fallecimiento de José Miguel Uribe fue el alcalde Curicó, Javier Muñoz (DC). El edil aseguró a las pocas horas de la muerte del joven que “vamos a acompañar a la familia en todo el proceso de investigación, hasta que se resuelva quién mató a este muchacho. En la ciudad la gente se ha manifestado ampliamente, de manera pacífica, sin fogatas, sin barricadas. Si se demuestra que un ciudadano desarmado murió a manos de un militar, me parece que el Ministro del Interior Andrés Chadwick debería renunciar”.

La camioneta roja

Nicolás González tiene 21 años. Es oriundo de San Fernando pero vive hace tres años en Curicó. Estudia Ingeniería Civil Mecatrónica, en el campus que tiene la casa de estudios en el sector de Los Niches. Es partidario absoluto de las manifestaciones sociales. Asegura que ha participado en muchas y que en ninguna se han producido actos de violencia. Al contrario.

La noche del 21 de octubre la vida de este joven universitario se cruzó con la de José Miguel Uribe de un modo trágico. Nicolás no sólo fue testigo sino que grabó algunos videos que han sido claves para iniciar el proceso de investigación en esta causa. No titubea un segundo en entregar su testimonio. Asegura que en el momento del incidente la camioneta que transportaba a los militares no era el único vehículo presente en la acción. “Había una camioneta blanca y una camioneta roja, ambas sin patente. Esta última es la que estaba más cerca del auto que llevaba a los militares, en paralelo. Varios de ellos se bajaron y andaban entremedio de los autos”. González asegura que lo vino después es clave para comprender todo lo que sucedió.

“El bus de militares se desplazó algunos metros y vi como dispararon desde la camioneta roja. Era un arma pequeña, no un fusil como los que usaban los militares. La persona la podía maniobrar con una mano. No podría decir exactamente cuántas veces disparó, pero fueron al menos tres, cuatro o cinco. Esa persona le disparó directamente al grupo de personas que estaba delante nuestro. Ahí se encontraba el chico que murió”.

El relato del testigo prosigue.

“Desde nuestra posición no pudimos verle la cara, pero vimos claramente el brazo de la persona que disparaba y usaba una de esas chaquetas de camuflaje. Nosotros también nos tuvimos que lanzar al suelo porque sentimos el silbido de las balas sobre nuestras cabezas, creemos que también nos pudieron haber disparado a nosotros”, agrega Nicolás González.

Este joven fue contactado por la dirección jurídica de la Municipalidad de Curicó, los abogados de Derechos Humanos que se unirán a la querella por la muerte de José Miguel Uribe y también por la defensa del soldado Juan Carlos Reyes Araneda, a cargo de Rodrigo Flores de la Defensoría Penal del Maule. “La autopsia mostrara que no es concordante el daño balístico que sufrió la víctima con el fusil de guerra que portaba mi defendido”, señaló Flores tras el control de detención.

Para el Ministerio Público el testimonio de Nicolás González debe ser analizado en detalles pues la participación directa de los otros vehículos que señala “son parte de una especulación. En ninguna parte de la carpeta investigativa aparece. La defensa se equivoca en determinar el lugar desde donde salió el disparo que mató a José Miguel. En el lugar donde estaban los militares se recogieron pruebas como casquillos y vainillas propias de la munición”.

Nicolás González no duda en su versión. “Yo no doy este testimonio para defender a los militares ni mucho menos. Yo creo en la manifestación popular, en las marchas pacíficas como las de ese día, pero no es justo que pague una persona por algo que no hizo. El disparo salió desde la camioneta roja”.

¿Quién mató a José Miguel Antipani? La investigación deberá resolverlo con los diferentes antecedentes que aparezcan sobre la mesa. El militar imputado, Juan Carlos Reyes Araneda, detenido mientras dure la investigación o este misterioso tirador que vestía uniforme de soldado y que habría disparado desde la camioneta roja que circulaba por el lugar, sin patente ni identificación a la vista.

¿Por qué mataron a este joven de 25 años? Para esa interrogante no existe respuesta alguna. Eso es lo peor de esta historia.

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