El autor de Los poliitos dicen

 

por Reinaldo E. Marchant

 

Nada se parece más a la muerte que el olvido de cualquier semejante, y si éste tuvo un paso significativo, fuera de lo común, por esta tierra, aquel olvido se convierte en una injusticia llena de desolación.

Mucho de esto descubrí en mis investigaciones sobre un magnífico prohombre, Ismael Parraguez Cabezas, creador del legendario poema “Los pollitos Dicen”, nacido en un sencillo pueblo rural, Pichidegua, Sexta Región, allá un 26 de agosto del año 1883, donde todo era silvestre, barroso, incomunicable, pero profundamente natural y más hermoso. Estos hermosos cerros y colinas que hoy vemos intervenidos y sembrados con plantaciones, en aquel entonces lucían inmaculados y poblados de una vegetación que alimentaban de oxígeno, y de una maravillosa flora y fauna.

Cuando tropecé con su rica historia, inundada de talento, de libros, de música, de historia, de educación y consagradas de realizaciones, pensé de inmediato en extraerlo de aquel olvido, lugar inmerecido al cual de ningún modo nunca debió llegar.

¡Cuántos monumentos jamásmerecieron ser levantados! ¡Cuántas calles y plazas llevan el nombre de personas que, indagando sus entrañas, no dejaron huellas valiosas que lo merezcan!La figura de Ismael Parraguez es alucinante desde todo punto de vista. Sus aportes a la literatura infantil, a la música, a los coros, a los himnos, al inicio de la instrucción educativa, resultan sorprendentes y notables, más aún en alguien que apenas vivió ¡34 años!

Al descubrir su envergadura artística, una emoción como pocas veceshe tenido me instaron a indagar, durante un largo período, en todos los estamentos posibles, detalles informativos, libros, reliquias y piezas que tienen más de un siglo. Encontrar opiniones de eminencias, cartas, fotografías, textos, artículos, sostener todo ello en mis manos, resultó un premio a mis inquietos propósitos: preparar el primer libro sobre su vida, obra y legado.

Ya habían pasado cien años y ninguna autoridad demostró ánimo debrindarle un tributo como correspondea la estatura de un personaje histórico de las artes y la cultura. De modo que nos propusimos levantar del anonimato al gran artistaoriundo de aquellalocalidad y situarlo en el lugar donde pernoctanesas pocaspersonalidades que aportaron lo mejor a su país: educación, creatividad, cultura, imaginación y una ejemplar perseverancia.

De manera simultánea a mis investigaciones, visité reiteradas veces cada establecimiento educativo de Pichidegua, para mostrar en aulas videos en diversos idiomas de su famosa poesía infantil “Los pollitos”, y exponeraspectos biográficos de sus libros, de su vida, músicayaquella elevada calidad de educador,resaltada infatigablemente por académicos y sus propios estudiantes de la época.

Alexponer a los estudiantesque Ismael Parraguez se tituló de profesor normalista a los 16 años –caso único y ejemplar en las Escuelas Normalistas de Chile en toda su historia-, los rostros de los niños, adolescentes y jóvenes se iluminaban. Cuando leía sus poesías, la cronología de su vida y al indicar que semejante prohombre era un coterráneo de ellos, las exclamaciones, el orgullo y la felicidad que expresaban me demostraba que esta generación se hallaba totalmente involucrada con el proyecto, sentían en su corazón que había algo sorprendente que reparar y aquella disposición resultó fundamental al momento que ellos mismos, lápiz en mano, le escribieran sentidos y valiosos textos.

En efecto, gran parte de los estudiantes le dedicaronemotivas palabras, directa e indirectamente, desde su ingenuidad y fantasía, como gratitud,enun franco homenaje y respeto al insigne ciudadano de su mismo terruño,que llevó el nombre de su comuna a la cumbre de la nacióny del orbe.

Junto a ellos, la comunidad educativa de Paraguay, más alumnosinmigrantes residentes en la sureña localidad de Pichidegua, se incorporaron aeste reconocimiento, remitiendo destacadas obras literarias, poesías y semblanzas, que figurarán también en un próximo volumen.

Hay autores que han sembrado un legado tan indiscutible yvalioso, quesus magistrales muestrasartísticas han seguido latiendo, engrandeciéndosea pesar del paso del tiempo. Así ha ocurrido con Ismael Parraguez: sus letras se cantan, se recitan; sus libros se estudian y se recuerdan con una vigencia que, sin dudas, es inmarchitable.

Su fama y ejemplar presencia se manifiesta incluso en las redes sociales, donde en muchos países y lugares se apropian de sus creaciones, y para muestra, un simple botón:

 

(texto apócrifo de internet)

 “Bueno pues hay que aclararlo, he revisado en el internet y existen cientos de páginas que se preguntan sobre el autor de esta reconocida composición infantil (Los pollitos), que se ha traducido a muchos idiomas, que hasta incluso tiene una versión rock.
El autor es el Ecuatoriano Antonio de Jesus Hidalgo (Lojano, hermano formador de Matilde Hidalgo de Procel), uno de los compositores lojanos de la época renacentista que vivió durante los años 1873 - 1912.

Quién creería que un Lojano es el compositor de una de las canciones más famosas a nivel mundial, bien por mi país”.

 Este es un mensaje de un ecuatoriano, difundido irresponsablemente en internet, donde se refleja la manera deliberadade alterar los derechos intelectuales de una magnífica poesía creada por este eximio escritor, poeta, músico y profesor Ismael Parraguez Cabezas (1883-1917), nacido, como se ha dicho, en Pichidegua, Sexta Región Libertador Bernardo O’Higgins, Chile. A él corresponde esa creación literaria, que figura en su libro “Poesías Infantiles” (1907), que fue recibido con grandes elogios por la crítica especializada de su tiempo y lo consagró como un brillante escritor.

No es la única adjudicación a un tercero que existe. También se da por hecho que la poesía “Los pollitos” nació en otras latitudes.Algunos aseguran que proviene de España. Y los más, afirman que surgió en algún país de Latinoamérica.El desconocimiento es penoso y absoluto. Incluso en naciones de Europa, Estados Unidos, Sudamérica y Asia, hay videos musicales haciendo utilización de laletra, cantado por coro de niños, a la manera de villancico, que son muy bonitos y bien producidos, pero…¡en los créditos no se enfatiza el nombre de su autor y su auténtica nacionalidad y lugar de nacimiento! Muchos autores, ex profeso, se lo adjudican de manera imprudente.

De la misma manera, está comprobado que la poesía “Los pollitos” se enseña, por ejemplo, en Estados Unidos, traducida, entre los alumnos que cursan los primeros años escolares. Incluso se les motiva mostrando los múltiples videos musicales de coros que niñas, niños y jóveneslo entonan, sin entregar ninguna reseña biográfica de su creador.

El libro a publicar busca, precisamente, colocar ante el mundo al notableliterato que está detrás de esta y de otras consagratorias poesías, que en su época alcanzaron los elogios más elevados que un escritor puede recibir, y que más adelante se describencon el máximo detalle posible.

Al mismo tiempo, esta obra es un tributo poético a la memoria de este grandioso artista, que ha permanecido en unanonimato que no merece. Algo es cierto: ¡la vigencia del legado artístico de Ismael Parraguez Cabezas goza de excelente circulación a casi un siglo de que vieron la luz!

Es por ello que sus piezas creativas siguen formando parte de repertorios musicales, de antologías infantiles en casi todo el mundo y sus letras son utilizadas permanentemente en la comunidad educativa y cultural.

 

 

 
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