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¿QUIÉN ES EL AUTOR DE LOS POLLITOS DICEN?
Vida y obra de Ismael Parraguez, de Reinaldo Marchant. Subterránis / Santiago. 365 págs.

Por Francisco Almárcegui



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“Grande es la falange de chilenos a quienes la fama ha llamado a sus dominios, pero tal vez ninguno de ellos pudo pasear su nombre en mayor gloria por el extranjero, sin jamás haber salido del país, que este prestigioso escritor y educador chileno, Ismael Parraguez (texto póstumo del magisterio, 1917)”.

Con este epígrafe comienza esta obra como merecido tributo a Ismael Parraguez, un prestigioso y multifacético artista chileno, que legó un valioso legado en el campo de las letras, la poesía, narrativa y la educación. El texto citado, lo describe en toda su esencia hasta el día, pues sus poemas continúan siendo ampliamente conocidos fuera del territorio criollo sin haber pisado jamás el aeropuerto de otra nación.

En el imaginario social persiste aquel afamado poema infantil “Los pollitos”, letras y canción que permanece en la memoria desde largas décadas. Todos, o casi todos repetíamos aquel pegajoso poema. Lo conocíamos por boca de nuestros padres, abuelos o por la maestra de primaria. A tanta popularidad llegó “Los pollitos”, que escaló de América a otros continentes, donde también se enseña en los primeros años de estudios hasta el día de hoy.

De la misma manera, se han compuesto con su letra villancicos, canciones de cuna, interpretaciones en coro, en distintos idiomas, que abundan en internet. Lo malo estaba en que nadie sabía el nombre y la nacionalidad de su autor, y la apropiación del texto pasaba de nombre en nombre y de país en país, como si fuera un texto ejemplar creado por un anónimo.



Todo ello hasta ahora, porque con la publicación de este singular libro: “Vida y Obra de Ismael Parraguez, creador de Los Pollitos Dicen”, de Reinaldo E. Marchant, es rescatado del triste olvido su verdadero autor, Ismael Parraguez Cabezas, distinguido artista nacido en la zona rural de Pichidegua, en el sur de Chile, por allá en 1883 y fallecido en 1917 a una temprana edad.

Es decir, para mala noticia de muchos, ¡el autor es un chileno! Y para dejarlo bien claro y firme, señalo un propio poema de Ismael Parraguez:


CHILE

Chile es el suelo donde he nacido,
mi hogar querido, mi patria, en fin.
De tantos ríos está surcado,
que es mi adorado Chile un jardín.

Chile es muy bello: pura es la brisa,
tibia sonrisa del sol, la luz;
tienen los Andes corona de ampos
y verdes campos y cielo azul.

Guardan a Chile las cordilleras
y las riberas del ancho mar
y un pueblo heroico, cuya memoria
forma la gloria de cada hogar.

 
¿Quién fue Ismael Parraguez? Un maravilloso autor de famosas poesías infantiles, de novelas de la época, cuentos, himnos (creó el himno, letra y música, del Instituto Nacional y Liceo de Aplicación, aún vigentes, de donde fue docente) y profesor de música proveniente de las fenecidas y siempre bien recordadas Escuelas Normalistas, de donde se tituló a los ¡16 años!

He aquí la composición que creó del Himno del Liceo de Aplicación:


I
¡Hurra, muchachos! Noble contento
vibre en las notas de la canción,
donde refleje su sentimiento,
nuestro Liceo de Aplicación
nuestro Liceo de Aplicación
de Aplicación.

II
Ya que habitamos un mismo techo,
sea uno mismo nuestro ideal;
seamos todos un solo pecho;
cada uno goce con goce igual.

III
Aquí pasamos riendo la vida;
nuestros estudios amenos son.
La augusta ciencia guarda escondida
siempre una parte de entretención.

IV
Y en donde quiera,
¡Oh, compañeros!
los jockeys rojos luzcan al sol;
haya entusiasmo, pechos sinceros
y disciplina y educación.

V
¡Hurra, gimnastas!
¡Hurra, cantores!
que un día hicisteis de él un campeón;
tejed coronas de nuevas flores,
para el Liceo de Aplicación.

VI
Y con el pecho de orgullo henchido,
cantemos todos, con franca voz,
por los laureles que han recibido
nuestro Liceo de Aplicación.


En 1912, siendo un notable docente del Instituto Nacional José Miguel Carrera, el director de la época, don Juan Espejo Varas, le encargó a Ismael Parraguez Cabezas la realización de un concurso entre los alumnos para dar luz al Himno de ese principal establecimiento educativo del país, de donde egresarían estudiantes que más tarde serían Presidentes de la República, artistas famosos, Ministros, Senadores y Diputados de la nación.

Se detalla que fueron aceptadas la mayoría de las estrofas del estudiante Eduardo Moore Montero, quien después sería Senador y Ministro de Educación de Chile. También se admitieron unas líneas –que pueden leerse- del estudiante español, Pascual Baijes Valloerdú. Por su parte, Ismael Parraguez agregó dos estrofas y la composición completa de la música de aquel extraordinario Himno la realizó exclusivamente él.

Según nos cuenta Marchant, este Himno se interpretaría por primera vez, con un coro mixto, el 10 de agosto de 1913, para celebrar el centenario de esa casa de estudios (fundada en 1813), y se mantiene vigente hasta la presente fecha. Aquí se transcribe su letra:


Que vibre compañeros el himno institutano
el canto del más grande colegio nacional,
y surge el buen pasado con ritmo soberano
en sus robustas notas de música triunfal.
Arriba institutanos, nuestro colegio es cuna
de todo cuanto llaman chilena ilustración,
pues cupo al instituto la espléndida fortuna
de ser el primer foco de luz de la nación.
Digamos lo que fuimos en época distante
los hombres que han surgido de nuestro inmenso hogar,
mirando hacia el pasado de ejemplo edificante
sabremos otras cumbres más altas escalar.
Políticos ilustres, poetas y escritores
patriotas acendrados profetas del saber,
apóstoles caudillos del pueblo redentores
tuvieron por orgullo institutanos ser.
Futuros paladines en lides de la vida
cruzados en las huertas del civilizador,
serán nuestras espaldas al tiempo de partida
benditas por la mano del sabio profesor.
Sus puertas se han abierto también a los extraños
mil hijos de la América tu lecho cobijó,
la ciencia que difundes desde hace cien años
a climas bien diversos sus luces repartió.
Recibe tú el saludo de un hijo de la España
que tuvo la fortuna de cobijarse en ti,
estrella de los magos tu nombre me acompaña
pues nueva inteligencia de tu alma recibí.
El templo en la ciencia nos dio su primer beso
fecundo y luminoso como una bendición,
preciso es que la honremos y en el ferviente rezo
de versos entusiastas rendirle una canción.
Erguidos y contentos seguimos la jornada
buscando en el estudio la fuerza y el poder,
nosotros remontamos por la senda empinada
que muere allá en la cima del bien y del saber.


A este escritor se le atribuye ser el padre del lenguaje de las aves y animales, y lo representa de manera extraordinaria en su obra “Poesías infantiles”, donde se ilumina esta figura literaria en todo su esplendor en numerosos poemas, que llamaron la atención de la crítica especializada y estudiosos de entonces, quienes descubrirían el talento de Ismael Parraguez, celebrando sus creaciones y rodeándolo con personajes tan notables como el abogado y académico Valentín Letelier, José Abelardo Núñez, creador de las Escuelas Normalistas en Chile; el prócer educativo Darío Salas y Claudio Matte Pérez, académico, Rector de la Universidad de Chile y creador del primer Silabario Nacional,  conocido como Silabario del Ojo.

Esta voluminosa obra de 360 páginas trata, justamente, de la ejemplar biografía de este escritor sureño, y Marchant brinda un lúcido análisis literario de su obra y aspectos más relevantes de su biografía artística. Igualmente, se acompaña una selección de sus más destacados poemas, donde se aprecia la fina pluma, la claridad y la originalidad que impregnaba a sus obras el creador sureño.

Señala Marchant en su presentación: “Al descubrir su envergadura artística, una emoción como pocas veces he tenido me instaron a indagar, durante un largo período, en todos los estamentos posibles, detalles informativos, libros, reliquias y piezas que tienen más de un siglo. Encontrar opiniones de eminencias, cartas, fotografías, textos, artículos, sostener todo ello en mis manos, resultó un premio a mis inquietos propósitos: preparar el primer libro sobre su vida, obra y legado”.

Con la publicación de su libro “Poemas infantiles (1907)”, editado a temprana edad, que contienen poesías para niños y jóvenes, donde afloran las voces y cantos de las aves y animales, resaltando las costumbres de antaño, las enseñanzas y máximas, hecho que lo convirtieron en un autor novedoso, que presentaba una propuesta lírica rica en imágenes y claridad estilística.

Por aquellos días las poesías infantiles no habían sido rozadas masivamente, imperaba más la fábula. La temática no resultaba fácil, pues para abordarlo se necesitaba un estilo basado en la sencillez lingüística, en las enseñanzas y valores humanos predominantes. Parraguez, contó con la capacidad de bajar a ese pedestal y, bañado en recuerdos de su infancia rural, elaboro hermosas y vigentes poesías, donde el reino de los niños, de las aves y animales fueron su mundo de representación artística.

Ya a los veinte años Ismael Parraguez incursionó en la narrativa, publicando su novela “Un idilio menos”, volumen que llamó la atención, recibió una gran acogida y pronto agotó su primera edición.

Sin embargo, la magnitud que generó su texto “Poesías Infantiles”, motivó al sabio alemán Rodolfo Lenz, una eminencia respetada de la época, a escribirle una carta de su puño y letra, en mayo de 1907, y que, en algunos de sus párrafos, señala:

“Aprecio sus poesías infantiles porque Ud., no se ha conformado con imitar modelos extranjeros, sino ha buscado su inspiración en la vida real. Ud., ha observado con cariño al niño de su pueblo, le habla de su patria y de juegos y costumbres nacionales, con un lenguaje tan natural y sencillo como corresponde al argumento. Lo felicito especialmente por haber evitado esa retórica hueca tan característica para cierta clase de literatura “moral”, como indigerible para todo niño sano.

“Creo que las madres del pueblo chileno leerán su librito con gusto y que los niños aprenderán los versitos sin trabajo, jugando.

“Consuélese pensando que Ud., ha querido escribir para los niños chilenos y si Ud., ha alcanzado a interesar a esos niños, ha prestado un servicio a su patria”.

De la misma manera, don José Tadeo Sepúlveda, Director de la Escuela Normal de Preceptores de Santiago, indicaría:

Sus Poesías y Cantos Infantiles vienen a tiempo para satisfacer una doble necesidad pedagógica. Sus poesías son dignas de recomendación por su claridad y sencillez, por la elección de sus temas, en una palabra, por su índole y estilo verdaderamente infantiles”.

En su nota de Presentación, es el propio Alcalde de Pichidegua, Adolfo Cerón, quien apunta a la finalidad de sacar a luz a su connacional nacido en su misma localidad, dice: “Estamos felices con este rescate del acervo cultural, que llevaba más de un siglo de anonimato, y que hoy levantamos como un ejemplo singular para las nuevas generaciones”.

VERSIÓN EN CASTELLANO Y GUARANÍ DE LOS POLLITOS

 

Los pollitos          
Los pollitos dicen:
-Pío, pío, pío,
cuando tienen hambre,
cuando tienen frío.

La gallina busca,
el maíz o el trigo,
les da la comida
y les presta abrigo.

Bajo sus dos alas
acurrucaditos,
hasta el otro día
duermen los pollitos.

                       
Ryguasu ra’ykuéra (Los pollitos)
(Tradución guaraní de la docente Nadia Graciela, Paraguay)

Ryguasu ra’ykuera he’i
Pio, pio, pio,
Ivarea’rõ ha
Iro’yrõ

Ryguasu oheka
avati ha trigo
Ome’ē chupekuéra tembi’u
Ha añuã.

Mokõ ipepoguýpe
añuã’îme
ambue ára peve
Oke ryguasu ra’ykuéra.

 

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