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Equipo Cambio 21/ En medio de los asesinatos durante la dictadura, uno destacó, el de Alice Meyer (24), deportista asesinada en medio de los casos... Justicia reabrió el caso de la muerte de Alice Meyer: el crimen disfrazado por la CNI la policía secreta de Pinochet

aliceEquipo Cambio 21/ En medio de los asesinatos durante la dictadura, uno destacó, el de Alice Meyer (24), deportista asesinada en medio de los casos de violaciones a los derechos humanos y que hoy se apunta como uno que fue intervenido y encubierto por los cuerpos policiales del régimen militar.

 A casi 29 años del hecho , el ministro en visita Mario Carroza decidió reabrir el caso con los nuevos antecedentes aportados por familiares de uno de los involucrados, quienes acusan que agentes de la dictadura intervinieron, crearon una cortina de humo e inculparon a un tercero para dejar en libertad al acusado en el caso, supuesto cercano a la CNI.

El 17 de diciembre de 1985, Meyer, de ascendencia alemana, hija del dueño del prestigiosos restaurant Muchen, fue encontrada muerta en un canal de regadío de Lo Barnechea con una fractura de cráneo. Las pesquisas apuntaron a un robo con violación. La última vez que fue vista con vida ocurrido  un domingo anterior, junto a un hombre alto, fornido y de bigote.

Días después un joven delgado aparece en el mismo lugar colgado de un árbol. Aparente suicidio. El hombre  fue identificado como Delfín Díaz Méndez, quien llevaba el reloj de Meyer. Él sería el supuesto asesino y que no soportó la culpa. Se quitó la vida, según las informaciones de la época.

 Caso cerrado si no fuera por una nueva pista. José Contreras Araya, el «Topo Gigio», amigo de Delfín Díaz,  dijo haber estado con él cuando murió Meyer, juntos presenciaron cómo el empresario Mario Santander Infante golpeó a la joven.

Según «Topo», Delfín extorsionó a Santander. El resultado no habría sido el esperado. Después de una maraña de artilugios judiciales, se estableció que Contreras mintió y Santander quedó libre. Sin embargo, se abre una nueva arista en la investigación, con la supuesta intervención de cercanos del empresario, pertenecientes a la policía de la dictadura.

Pero algunos cabos siguieron sueltos. El principal: el árbol en que se encontró el cuerpo de Díaz colgado era  delgado y de poca altura. ¿Será posible que un joven, por muy esmirriado que sea, haya podido suicidarse en una rama endeble y tocando el suelo?

 El montaje: él no la mató

Quien inició las diligencias para reabrir el caso es el abogado Alvaro González, representante de la familia del supuesto asesino de Alice Meyer, quien con nuevas evidencias bajo el brazo tiene el fin de «esclarecer el asesinato de Delfín Díaz».

 Para el abogado, «existió un montaje en el cual se utilizó el sistema judicial para sacar al juez de la época, Edgardo Soto Arenas, que ya tenía claro quienes habían asesinado a Delfín Díaz y lograron así parar la investigación que iba en la dirección correcta, con el resultado que todos conocemos y con el cual no estamos de acuerdo; inculpado a Delfín Díaz de haber asesinado a Alice Meyer; él no la mató».

 Sobre la  cortina de humo armada por la policía de la dictadura, para disfrazar el crimen, supuestamente,  el abogado dice compartirla «absolutamente». «Aquí en la muerte de Delfín Díaz hay autores intelectuales, materiales y de otro delito que es la falsificación de documentos públicos que son las autopsias hechas por el Servicio Médico Legal de la época y por médicos legistas de la Brigada de Homicidios», dijo González en entrevista exclusiva con Cambio21.

 El abogado concluye diciendo que busca llegar a la verdad, limpiar el nombre de Díaz. Como crimen de lesa humanidad, el que no prescribe, espera descubrir a los verdaderos autores de uno de los crímenes emblemáticos de los tiempos de la dictadura.

 Emulando el crimen de Tucapel Jiménez

«Cubrí el caso de punta a cabo» dice el periodista Benedicto Castillo, autor ya de varios libros sobre crímenes durante la dictadura, incluyendo la muerte del presidente Frei Montalva y del sindicalista Tucapel Jiménez.

 Sobre la reapertura del caso, el profesional destaca el nuevo planteamiento del abogado de la familia Díaz, en que se apunta a los  agentes del Estado, además que «en la época, entre los años 86 y 89 esa muerte no se investigó lo suficiente», recordó en entrevista con nuestro medio.

En el caso de Delfín Díaz, Castillo explica que fue «una persona que evidentemente había sido asesinada, los criminales emularon un procedimiento que se había cometido en la muerte de Tucapel Jiménez. No nos olvidemos que en la época el subdirector de Investigaciones era un ex agente de la CNI, Juan Fieldhouse, a cargo no sólo para la muerte de Tucapel Jiménez, sino que también, para el colmo de coincidencias, con los asesinatos de Alice Meyer y de Delfín Díaz. Hay un nexo curioso».

 ¿Porque el nexo con el caso de la muerte de Tucapel Jiménez El periodista recordó que en ese crimen «le cortaron las muñecas a un humilde obrero, Juan Alegría, y le hicieron escribir una carta en que se inculpaba de la muerte de Jiménez. En el caso de Díaz no le hicieron escribir nada pero le pusieron el reloj de Meyer».

 La importancia de la comparación es que con el antecedente se puede demostrar que no es un hecho imposible. Las policías de la época recurrían a este tipo de recursos para disfrazar y esconder crímenes.

 «Creo que el esfuerzo que hace este abogado y que tiene que hacer el ministro en visita es enorme. Se trata de probar que agentes de una institución policial con privados están en asociación ilícita para cometer un crimen. La teoría que tiene que transformarse en hechos factibles parece enormemente difícil, pero no imposible».

 Fuente  http: Cambio 21

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