Dorotea de Chopitea, la millonaria que dejó su dinero a los pobres y que nadie conoce

Pese a lo importante que fue su figura en la sociedad catalana, pocos saben hoy quién era Dorotea de Chopitea, a quien llegaron a llamar 'la madre de los pobres'. Ahora que la palabra 'caridad' resulta anticuada y casi incorrecta, el personaje puede ser una buena excusa para plantearnos si tenemos que juzgar a las personas por sus creencias o por sus actos.

Sus objetivos no eran muy distintos de los que hoy guían a las instituciones sociales públicas. Además de hospitales (Sant Joan de Déu, Sant Rafael, Sagrat Cor y Nens), residencias y escuelas, fundó salas de asilo, consideradas las primeras guarderías para que las madres obreras pudieran dejar a sus hijos, y talleres para enseñar oficios a los jóvenes. La limosna era una cuestión secundaria.

El documental está dirigido por Jaume Grau con producción ejecutiva de Joan Úbeda. Entre los testimonios, el del arzobispo de Barcelona

Son los más piadosos los que tienen más probabilidades de haber oído hablar de ella: el Papa Juan Pablo II la declaró Venerable por su ayuda, con su fortuna y sus dotes de gestión, a más de treinta instituciones de caridad de diez órdenes religiosas distintas. Los salesianos han hecho quizá la labor de comunicación más importante sobre Dorotea, hablando de su encuentro con San Juan Bosco, y sobre todo de su papel central en la financiación de la ermita germen de lo que llegó a ser el templo del Sagrat Cor del Tibidabo. Su vida como colaboradora de la orden aparece en las fuentes salesianas retratada con la luz dedicada a los santos, y de hecho abrieron un proceso de beatificación en 1927.

Una pionera

Para reavivar el recuerdo de su legado y celebrar el bicentenario de su nacimiento, se ha estrenado (el martes 20 de diciembre) el documental 'Dorotea de Chopitea, una señora de Barcelona', dirigido por Jordi Roca, guionizado por Jaume Grau y con producción ejecutiva de Joan Úbeda. También es clara la apuesta por la beatificación: entre los testimonios del documento, el de el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, y los de los sacerdotes José Arlegui y Nicolás Echave.

El título es importante: ella fue clave en el tejido social de la ciudad, contribuyendo activamente a contrarrestar los problemas de la Revolución Industrial, a pesar de que su nacimiento tuvo lugar en Chile y no tenía antepasados catalanes conocidos. Su padre era un noble comerciante vizcaíno, Pedro Nolasco de Chopitea, que hizo fortuna en este país y tuvo que volver a España en 1819, cuando Dorotea tenía solo tres años.

Nada se dice de su madre en las fuentes más destacadas. Sí sabemos que Dorotea tuvo seis hijas con su marido, Josep Maria Serra, de extracción social muy similar (también hijo de comerciantes nacido en Chile) y que más tarde fue uno de los fundadores del Banc de Barcelona y de la compañía metalúrgica La Maquinista Terrestre y Marítima. Se convirtieron en un matrimonio conocido en la alta sociedad y llegaron a vivir en una gran casa en la Gran Vía de Barcelona a partir de 1870.

Al principio del documento se habla con transeúntes: no la conocen. Y como dijo García-Nieto en el estreno de la película, "lo que no se conoce no existe"

Siendo como era muy religiosa, la quema de conventos de 1835 fue, según Jaume Giró, director general de la Fundación Bancaria La Caixa, lo que primero despertó su conciencia social. Entendió que la situación estaba relacionada con las malas condiciones de vida de los trabajadores y "se avanzó a su tiempo, fue la pionera de obras sociales cuando nadie más lo hacía".

Lo que no se conoce no existe

Según Borja García-Nieto, descendiente de Dorotea, el motivo por el que no hay apenas imágenes y por el que se la desconoce tanto es su "gran humildad". Sobre todo a partir de perder a su marido, Dorotea se volcó por completo en su labor filantrópica: cuando murió había dedicado casi toda su fortuna a estos proyectos a favor de los necesitados.

Su semilla llevaría a que Francesc Moragas creara la Caixa (la actual Fundación Bancaria Caixa d'Estalvis i Pensions de Barcelona) en 1902: una institución privada pero basada en aquel momento en asegurar el futuro de trabajadores y empresarios insolventes.

Al principio del documento, que se ha tenido que hacer con cuadros, fotos, infografías y grabaciones actuales, porque solo existía una foto de Dorotea, se habla con transeúntes y se comprueba que se trata de una figura desconocida. Y en esta época de saturación de información, "lo que no se conoce no existe", como dijo García-Nieto en el estreno de la película.

Quizá el documental sea el primer paso de su recuperación histórica, y hasta de su final canonización, si se consigue demostrar en Roma que protagonizó un milagro.