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Presentación


Este blog nace, como parte del trabajo final de la Asignatura Historia de la Educación, Política y Reformas, impartido para la carrera de Pedagogía en Matemática de la Universidad de la Frontera, Temuco.
La idea principal del blog es poder compartir con todos ustedes lo que nosotros, como estudiantes de 3° año de la carrera hemos realizado en el transcurso del semestre.
Esperamos además, que este blog sea de gran utilidad, ya que es algo complicado encontrar información acerca de algo tan importante como lo es la Educación en nuestro país.

Introducción.


            Los enfoques del problema educacional de Chile han ido variando con el tiempo pues sucesivos gobiernos, de las más diversas orientaciones ideológicas, quisieron encausarla de acuerdo a sus propios criterios o al reflejo de tendencias extranjeras a veces mal asimiladas. A este problema, nunca se  le ha atinado a dar con su verdadera naturaleza y siempre se ha encasillado a planteamientos equívocos.  Pero ¿Cómo surge y qué tan importante es la educación para la sociedad?
La columna vertebral de una sociedad es su cultura, y por tanto, el proceso de transferencia de valores y conocimientos es tal vez la acción más importante, porque permite la permanencia en el tiempo de una determinada sociedad. Este proceso de transferencia cultural, es lo que en nuestra opinión constituye lo fundamental de la educación y el método mediante el cual este se ha podido sostener en el tiempo. Ciertamente y bajo este punto de vista, no es para nada una exageración establecer el nexo entre la educación y la evolución.
El sistema educacional de una sociedad, sea éste formal o informal, es la forma mediante la cual el conjunto de valores y paradigmas propios de una cultura son mantenidos y a la vez transferidos a las generaciones de jóvenes, constituyéndose en la espina dorsal de la preservación de esa sociedad.
La adecuada preparación de las generaciones futuras es tal vez, una de las funciones más importantes que tiene una sociedad, por cuanto ello permite contar con el necesario capital humano que no sólo permite el desarrollo de la comunidad, sino que además es el que garantiza el que no se produzca un retrotraimiento de la  misma. No hay duda alguna de que son las personas las que hacen grandes a las naciones y no sus riquezas, las que pueden ser efímeras o ni siquiera explotadas.
Pero ¿Por qué en Chile se le da mayor énfasis a la explotación de los recursos y no se le da importancia al enriquecimiento al capital humano que existe en él?
            La respuesta es simple, el hecho de explotar recursos trae ganancias a coto plazo, mientras que el enriquecer el capital humano, es decir, entregarle una educación digna y de calidad a la población, siempre será una inversión a largo plazo.
            El problema de la educación en Chile se manifiesta con evidencia, pero se trata con artificialidad y falsedad de su planteamiento. Se trata este tema como si fuese un proyecto por realizar, es decir, se ha reducido a la educación a un esquema técnico, en donde no se toma en cuenta las diferentes realidades, se ha perdido la conciencia de lo importante que puede ser tener una sociedad bien instruida para el desarrollo de un país, no sólo para su desarrollo económico, sino para su capacidad intelectual y social. 

Educación en Chile.


Bajo el gobierno de Bernardo O’ Higgins, el Instituto Nacional, fundado en 1813, bajo el mandato de José Miguel Carrera, fue reabierto en 1819, y un año más tarde lo fue también la Biblioteca Pública, reorganizada por Manuel de Salas.
O’ Higgins funda también el Liceo de la Serena (1821) y se establecen las escuelas lancasterianas, en Valparaíso y Santiago.
“Lancasterinas” porque inició un nuevo método de enseñanza, que consistía en que los propios niños se instruyeran entre sí, mutuamente, lo mismo que en el sistema de los “monitores” que se usó después. Para implantarlo se consiguió que vinieran al país algunos profesores extranjeros, de los cuelas dos eran ingleses de credo protestante.
Desde otro punto, se ordenó a los cabildos y a los conventos de religiosos y de religiosas la apertura de escuelas primarias.
Durante el decenio de Manuel Bulnes existió un desarrollo notable de la actividad cultural. En tal aspecto se puede destacar la fundación de la Universidad de Chile (1842), cuyo primer rector fue el venezolano Andrés Bello; la Escuela Normal de Preceptores (1842), la Escuela de Artes y Oficios (1849).
El movimiento intelectual de 1842, otro efecto positivo de la cultura, se produjo por las siguientes causas que facilitan su aparición:
1.    La difusión de obras literarias representativas de movimientos europeos. El romanticismo se difundió por esta época mediante la lectura de Rousseau, Walter Scott y Chateaubriand, entre otros, y el romancero español, después. El grueso de los lectores se inclinaba de preferencia a las novelas de Alejandro Dumas y de Eugenio Sue, que llegaron a ser publicadas en el país.
2.    La llegada al país de numerosos intelectuales exiliados extranjeros. Destacan aquí los argentinos Vicente Fidel López, Domingo Faustino Sarmiento, Bartolomé Mitre, Juan Bautista Alberdi, entre otros.
3.    La influencia de José Joaquín de Mora y de Andrés Bello en los intelectuales del movimiento de 1842, quienes fueron seguidores de cada uno. Mora representaba las tendencias políticas liberales y Bello fue destacado colaborador de los gobiernos conservadores autoritarios.
4.    La contratación por parte de los gobiernos de intelectuales europeos como Claudio Gay, Ignacio Domeyko y Alejandro Cicarelli.
Este movimiento cultural se orientó esencialmente al estudio de la historia, literatura y filosofía. Su acción se concretó en la formación de la Sociedad Literaria (1842), siendo su primer presidente José Victorino Lastarria.
Esta sociedad tenía como objetivo desarrollar una literatura de carácter nacional. Formaron parte de ella Salvador Sanfuentes, Francisco Bilbao, Manuela Antonio Tocornal, Antonio García Reyes, Antonio Varas, José Joaquín Vallejo, Aníbal Pinto, domingo Santa María y otros.
Durante e gobierno de Manuela Montt se llevó a cabo una activa política de desarrollo educacional y de progreso material. En tal sentido se cuenta la Escuela Normal de Preceptoras (1854); la Ley Orgánica de Instrucción Primera (1860); la creación de numerosos liceos en las provincias y en el capital; la fundación de la Sociedad de Instrucción Primaria (1856) y la aparición de numerosos colegios.
Bajo el gobierno de José Joaquín Pérez se implantó la enseñanza laica, y siendo Presidente Errázuriz Echaurren, el Ministro de Educación Abdón Cifuentes dictó en enero de 1872 un decreto sobre libertad de exámenes, que permitía a los colegios particulares examinar de por sí a sus alumnos.
Esta disposición desató las críticas de los sectores liberales, que al cabo de un año denunciaron abusos cometidos por estos colegios en la calificación de los alumnos. Las argumentaciones más duras vinieron del rector del Instituto Nacional, el liberal Diego Barros Arana.
Los hechos desembocaron en posiciones extremas, a tal punto que el gobierno destituyó al rector y en su apoyo varios alumnos, incitados por liberales y radicales, atacaron la casa del Ministro.
En materia educacional defendieron la idea de pagar por la enseñaza que se recibiera si era secundaria o universitaria; la supresión de los internados en los colegios fiscales y la más absoluta libertad de enseñanza.
En el siglo XX tuvo un gran impulso como factor decisivo del desarrollo cultural. En 1920 se dictó la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria, lo que permitió que la educación fuese una obligación hasta el sexto grado de enseñanza básica.
Posteriormente, en 19868 se amplía a octavo año básico. En cuanto a la enseñanza superior, en 1934 se fundó la Universidad Técnica Federico Santa María. A ella se agregó en 1947  la Universidad técnica del Estado, actual Universidad de Santiago de Chile (Usach), las cuales se suman a la Universidad de Chile (1842) y la Pontificia Universidad Católica de Chile (1888).
El sistema educativo se organiza en un nivel preescolar, que atiende a niños menores de 6 años, mediante una diversidad de instituciones y redes públicas y privadas; un nivel básico obligatorio, de ocho grados, cumplido en escuelas municipales o privadas; un nivel medio, de cuatro grados, que se ofrece en liceos con dos modalidades (la científico-humanista, de tipo general para el trabajo); y un nivel superior, impartido en Universidades e Institutos Profesionales o Centros de Formación Técnica (postsecundarios de 2 años de duración).
La formación de docentes para la educación parvularia, básica y media se realiza en Universidades e Institutos Profesionales.
La cobertura educativa es aceptable: hacia 1996, el 98,2 % de los niños de 6 a 13 años y el 85,9 % de los adolescentes de 14 a 17 años estaban escolarizados.
La educación chilena es administrada por un sistema mixto, con un rol conductor del Estado nacional, una operación descentralizada de la educación pública y una fuerte área de gestión privada (43% de los escolares concurre a centros de tenencia privada).
El Estado mantiene funciones normativas, evaluativas, de supervisión y apoyo técnico, de financiamiento y control. El Ministerio de Educación ha aprobado los planes y programas de estudio con vigencia nacional y obligatoria. Pero, en 1990, en la nueva Ley Orgánica Constitucional de Educación, se reconoció la competencia de los centros educativos para elaborar y aplicar su propio currículum (“descentralización curricular”).
Las competencias de administración directa de centros educativos están descentralizadas, para el caso de la educación básica y media, en las municipales o entidades privadas.
Además de las formas libres de educación, existe la educación privada con “reconocimiento oficial”, que se ajusta a las normas sobre currículum fijadas por el Estado y que cumple ciertos requisitos legales mínimos. A ella concurre el 43% de los alumnos de básica y media y el 50% de los estudiantes de educación superior.
En el nivel escolar, la educación privada está dividida en dos: la financiada por las familias y la que recibe aporte financiero estatal. Esta última es conocida como “educación particular subvencionada”.
En la educación superior, existen Universidades estatales autónomas, Universidades privadas establecidas con anterioridad a 1980 (conocidas como “tradicionales”), todas las cuales reciben aportes estatales en los mismo términos que las Universidades públicas, Institutos Profesionales y Centros Técnicos post-secundarios privados, creados después de 1980, que gozan se sólo una forma reducida de aporte estatal o no tienen derecho a ellos.
El Estado mantiene un sistema de subvenciones para la educación privada gratuita que, desde 1980, rige también para las escuelas y liceos municipales. Actualmente, un 92% de los alumnos de la educación básica y media concurren a centros públicos (municipales) o privados que reciben subvención estatal.
El Estado nacional, además, contribuye a la educación descentralizada con apoyos técnicos e insumos materiales como distribución gratuita de textos de estudio y provisión de bibliotecas de aula a todos los estudiantes de bajos recursos, perfeccionamiento gratuito a los docentes, programas de mejoramiento de la calidad educativa y asesorías técnicas. A ellos tienen acceso por igual los centros municipales y particulares subvencionados.

Francisco Antonio Pinto Díaz (1827-1829).-

La amistad entre Pinto y Bello es una clave olvidada del período en el cual se forjó la República de Chile, incluidas sus políticas educacionales. Se promovieron los colegios financiados por el Estado y la educación femenina. En mayo de 1828, se creo el Colegio para Señoritas, y al mismo tiempo, los estanqueros fundaron el Colegio de Santiago, que más tarde dirigió Andrés Bello López. En materia educacional fomentó la instrucción pública, creando entre otros el Liceo de Chile y el Colegio de Santiago. La educación recibió un gran impulso empezando por crear el Liceo de Chile y trayendo profesores como Andrés Antonio Gorbea, Claudio Gay y cinco profesores franceses (historiadores y naturalistas de gran valor).
El Presidente don Francisco Antonio Pinto puso especial empeño en establecer la enseñanza sobre bases sólidas. Sus esfuerzos se concentran asimismo en la instrucción media.
Sin embargo, el gobernador de Valparaíso fundó en el puerto varias escuelas lancasterianas. Más tarde el Presidente Pinto restableció, en el Instituto Nacional, la escuela normal para la formación de maestros lancasterianos. En 1830 funcionaban en Santiago y los distritos adyacentes 26 escuelas primarias con asistencia media de 1.723 alumnos.
Cuatro de ellas, 2 de hombre s y 2 de mujeres, eran públicas. Las demás eran privadas o conventuales No hay datos ciertos sobre este último punto en el resto del país, salvo en Chiloé. En las ciudades importantes como Concepción, La Serena, Valparaíso, Talca y Chillán existían también escuelas particulares, cuyo número no hemos podido comprobar. Muchas tuvieron existencia fugaz y "no alcanzaron a dejar rastros documentales".
La provincia de Chiloé sobresale como una isla en este aspecto. Debemos confesarlo: no fue bajo la República naciente. A pesar de las vicisitudes de todo orden que hubo de sobrellevar el gobernador Quintanilla - el último de los gobernadores es del Rey, hasta 1826- para darle un gobierno propio, huérfano de toda ayuda exterior, logró mantener un elevado nivel de la enseñanza primaria. "En enero de 1827, al finalizar el primer año de gobierno (ya bajo la República), el intendente, general José Santiago Aldunate, hizo levantar un censo prolijo, cuya exactitud confirmó otro censo practicado un año más tarde. La población de l a isla alcanzaba a 42.309 habitantes, de los cuales 7.604 eran niños de 7 a 15 años y asistían a l a escuela 3.511. Un año más tarde la población escolar era de 4.606 alumnos. En la pobre y atrasada isla de Chiloé, recibía instrucción primaria el 50% de los niños, mientras en Santiago sólo la recibía el 10% de la población escolar. "Este dato simboliza el precio, por lo demás ineludible, que el progreso de Chile pagó por el tránsito de la condición de colonia a la nación libre", dice Encina.

José Joaquín Prieto Vial (1831-1841).-

     Fundación de la escuela de medicina, destacando los médicos Guillermo Blest y Lorenzo Sazie.
Fundación de la escuela de farmacia confiada a Vicente bustillos
Fundación de la escuela de obstetricia
Durante esta época el naturalista francés claudio gay es comisionado por el gobierno para estudiar el territorio chileno; como resultado de sus investigaciones publica “historia física y política de Chile”.
Se provoca la llegada de grandes intelectuales como
·         Claudio gay: naturalista francés
·         Ignacio Domeyko: geólogo, especialista en mineralogía
·         Andrés bello: aportó en la gramática, el derecho y la universidad de chile
·         Rodulfo Phillipi: naturalista alemán
·         Raimundo Monvoisin (francés) y Mauricio Rugendas (alemán) pintores.
El 12 de julio de 1832, que lleva la firma dé Prieto y su ministro Tocornal: Recordaba en el preámbulo que el 14 de septiembre de 1830, el Congreso de plenipotenciarios decretó la devolución de las temporalidades a los Regulares, con la condición previa de que se estableciese en cada convento, una escuela de primeras letras, conforme al plan general que diese el Ejecutivo.
El decreto ordenaba que se establecieran en todos los conventos de regulares escuelas gratuitas de primeras letras, de cuenta de los mismos conventos. La enseñanza era más o menos la misma que la señalada en el decreto de 1813. Conminaba a los conventos a abrirlas en el término de un mes, so pena de que las fundaran las mismas Municipalidades a costa de los conventos, y por decreto de 21 de noviembre de 1840, se mandaron establecer escuelas dominicales en los cuarteles cívicos de Santiago.
En la Constitución de 1833, don Mariano Egaña incorporó dos preceptos que consagran principios fundamentales de nuestra enseñanza. "La educación pública es una atención preferente del Estado" –dice en el artículo 153. El Congreso formará un plan general de educación nacional; y el Ministro del Despacho respectivo le dará cuenta anualmente del estado de ella en toda la República”. Y agrega en el artículo 154: "Habrá una superintendencia de educación pública, a cuyo cargo estará la inspección de la enseñanza nacional y su dirección bajo la autoridad del Gobierno".
Pero al mismo tiempo de estatuir estos básicos principios establece que corresponde a las Municipalidades, en sus respectivos territorios, promover la educación y cuidar de las escuelas y demás establecimientos de instrucción que se paguen con fondos municipales (Artículo 128.N° 29 y 39). Por este motivo, cuando la Constitución entró en vigencia, las escuelas quedaron divididas en tres grupos: escuelas municipales, escuelas sostenidas por el Erario Nacional y escuelas conventuales sostenidas por las órdenes religiosas, que estaban obligadas a mantenerlas por la ley de 11 de septiembre de 1830, refrendada por el decreto de 12 de julio de 1832. Bajo este régimen las escuelas eran elementos dispersos, que marchaban cada una a su manera, sin la uniformidad indispensable para una enseñanza regular. En este estado de cosas se hada indispensable el plan general de educación pública que la Constitución encomendaba al Congreso, el cual, por desgracia, no se dictó sino muchos años después. Ahora bien, no debemos olvidar que siendo ministro Portales, se creó el Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública, por Decreto con Fuerza de Ley de 1-II-1837.Y que fue Portales interinamente, el primer Ministro de Instrucción, desde el 1-II-1837 hasta el 19-IV-1837. El 26 de junio de aquel año, asume como propietario don Mariano Egaña. Y debemos recordar, a este respecto, que el 17 de abril de 1839, el gobierno expidió un Decreto con Fuerza de Ley, que dispuso: "Queda extinguido, desde hoy, el establecimiento literario conocido con el nombre de Universidad de San Felipe. Se establece en su lugar una casa de estudios que se denominará Universidad de Chile". Egaña fue su promotor.
El Gobierno, en vez de aplastar la enseñanza privada, municipal y conventual en la década de 1831- 1841, la estimuló enérgicamente y su empeño tendió a suplir las lagunas, estableciendo escuelas en las ciudades de las provincias donde más se necesitaban. Había en 1831 en Santiago 82 escuelas: 8 municipales, 7 conventuales, 3 parroquiales y 64 particulares con 3.432 alumnos, 2.296 varones y 1.776 mujeres. No existía ninguna escuela fiscal.
En Valparaíso había una escuela fiscal, en Aconcagua tres y en Colchagua dos; las escuelas municipales, conventuales y particulares eran en estas provincias numerosas. En cambio, donde éstas escaseaban, el Gobierno aumentó las fiscales: así en Coquimbo hubo 8; en Concepción 23; 9 en Valdivia y 6 en Chiloé. Al finalizar el decenio de Prieto en 1841, las escuelas fiscales eran 54, con un presupuesto de $ 10.750.
Las escuelas municipales, conventuales y privadas doblaban varias veces ese número. Pero no existen datos seguros que permitan precisar su número y el de los educandos en todo el país. Hasta la reorganización de las escuelas primarias, su plan de estudios se ciñó al decreto de 12 de julio de 1832: lectura, escritura, doctrina cristiana, las cuatro operaciones de aritmética y algunas nociones de moral y de urbanidad adecuadas a los niños.
El censo de 1835 daba al país una población de 1.010.332 habitantes Este era el estado de la enseñanza primaria al finalizar el Gobierno de Prieto.

Manuel Bulnes Prieto (1841-1851).-

La enseñanza especializada adquiere un gran vuelo en el Gobierno de Bulnes. Señalaremos la fundación de la Escuela de Artes y Oficios (1849); la instalación de la Quinta Normal y de la Escuela Agronómica (1851); la Escuela de Ensayadores y Mineralogía, en el Liceo de La Serena.
La educación artística asimismo empieza su desarrollo. Con este fin se fundan la Academia Chilena de Pintura, base de la Escuela de Bellas Artes (1849), Y el Conservatorio de Música.
Los orígenes de la Escuela de Artes y Oficios son interesantes de recordar.
La Sociedad Nacional de Agricultura, fundada en 1838, había insinuado al Gobierno la idea de implantar en Chile la enseñanza industrial. En 1843 don Antonio Varas, rector a la sazón del Instituto Nacional, sostenía la misma idea desde las páginas de El Semanario de Santiago.
Proponía la fundación de Escuelas Agrícolas en Concepción y en Cauquenes, de náutica en Chiloé y de Comercio eh Valparaíso.
El Ministro don Manuel Montt apoyó calurosamente la iniciativa ante el Congreso, sosteniendo que "no basta desarrollar la inteligencia de los ciudadanos en las escuelas primarias; es necesario también aumentar sus medios de bienestar. El cultivo del espíritu hace nacer   necesidades antes desconocidas, y si en la misma proporción no se ofrecen recursos para satisfacerlas, habremos hecho un presente funesto a los que instruimos".
El 18 de septiembre de 1849 abría la Escuela de Artes y Oficios sus puertas en un acto público, ante el Presidente de la República y sus Ministros y con 22 alumnos, elegidos 12 en Santiago y los restantes en provincias.
La ley orgánica de la Universidad se promulgó bajo el Gobierno de Bulnes, el 18-XI-1842 y decía en su artículo 19: "Habrá un cuerpo encargado de la enseñanza y el cultivo de las letras las ciencias en Chile. Tendrá el título de Universidad de Chile"
"Corresponde a este cuerpo la dirección de los establecimientos literarios y científicos nacionales y LA INSPECCIÓN SOBRE TODOS LO DE LOS ESTABLECIMIENTOS DE EDUCACIÓN”.
El 18 de enero de 1842, el Ministerio de Instrucción Pública, servido siempre por don Manuel Montt, expedía un decreto cuyo primer articulo dice así: "Se establece en Santiago una Escuela Normal para la enseñanza e instrucción de las personas que han de dirigir las escuelas primarias en toda la extensión de la República”.
La enseñanza que allí se iba a dar era leer y escribir con perfección, y un conocimiento completo de los métodos de enseñanza mutua y simultánea ; dogma y moral religiosos; aritmética comercial; gramática y ortografía castellanas; geografía descriptiva; dibujo lineal; nociones generales de historia y particulares de la de Chile. Los alumnos pensionados serían por entonces sólo veintiocho, todos externos, cada uno de los cuales recibiría una gratificación de 100 anuales para su mantención y vestuario; pero contraían la obligación de servir siete años como preceptores en el lugar que les designara el Gobierno. La escuela podría recibir más alumnos, pe ro no como pensionados. El personal de sus empleados constaría sólo de dos, un director que sería a la vez el profesor de todos los ramos indicados y un inspector o ayudante. El primero de esos cargos fue confiado a don Domingo Faustino Sarmiento.
La escuela recién fundada no estaba en condiciones de proporcionar de pronto el número de preceptores que se necesitaban. Uno de los alumnos más distinguidos del primer curso de aquel establecimiento, don José Dolores Bustos, fue encargado por decreto de 13 de enero de 1846 de visitar las escuelas primarias y de introducir en ellas los nuevos métodos de enseñanza.
La iniciativa del Gobierno no produjo los resultados esperados, por el cúmulo de dificultades que provocaba su aplicación y por l a muerte prematura del visitador. Las informaciones recibidas en esos años por el Consejo de la Universidad de Chile sobre el estado de la instrucción primaria eran desconsoladoras. El número de las escuelas era insuficiente para la población de l país. Las escuelas rurales se resentían del mal estado de los caminos, del rigor del invierno y de la indolencia e ignorancia de buena parte de la población. La asistencia a las escuelas era escasa y "casi nula una parte del año”.
Barros Arana hace un estado de la enseñanza primaria en las postrimerías del Gobierno de Bulnes: "En 1848 existían en toda la República cerca de trecientas escuelas gratuitas, fiscales, municipales y conventuales; pero había muchos lugares en que a varias leguas a la redonda no se hallaba una sola. El Gobierno gastaba en ellas $44.000; Y las Municipalidades, según sus haberes, hasta completar $30.000 o muy poco más. Los gastos municipales a favor de la instrucción primaria eran muy reducidos, según lo demuestran los siguientes datos: En 1849 la municipalidad de Santiago tuvo una entrada de $132.616 e invirtió  $5.542 en las escuelas. El presupuesto de la municipalidad de Valparaíso para 1850 era de $99.477 Y destinaba $11.600 a escuelas. El presupuesto de la municipalidad de Concepción para ese mismo año era de $22.629 Y sólo podía gastar $962 en el mantenimiento de dos escuelas. Ya podrá suponérselo que ocurría en otros departamentos, algunos de los cuales no alcanzaban a tener $1.000 de entrada anual.
De todas maneras la suma total de erogaciones para las escuelas, en la República entera, alcanza en 1850 a la suma de $35.000. Estas sumas se invertían no sólo en sueldos de preceptores, que eran muy limitados (240 Y 300), sino en alquileres de pobrísimas casas para escuelas, en impresiones de libros elementales y en adquisición del material de enseñanza; todo esto en las más modestas condiciones, pero con un gasto que, dadas las condiciones del tesoro, debía considerarse muy crecido".La asistencia de esas escuelas no pasaba, en 1850, de 17.000 niños
Se crea la escuela normal de preceptores, 1842, su primer director fue domingo Faustino sarmiento.
Se funda la universidad de chile, 1842, inaugura sus actividades el 17 de septiembre de 1843, su primer rector fue Andrés Bello
Se funda la escuela de arquitectura, bajo la dirección del arquitecto francés Francisco Brunet de Baines, 1849.
Se funda la escuela de artes y oficios, dirigida por el profesor francés Julio Jariez.
Se funda el conservatorio de música, dirigido por Adolfo Desjardín
Se funda el museo nacional y una escuela de pintura.
La industria gráfica y la prensa impulsada notoriamente por Manuel Rivadeneira y Santos Torrero.
Se construye un edificio para el funcionamiento del instituto nacional
Ley Orgánica de 1842: creada por Andrés bello, a partir de la decadencia de la universidad real de san Felipe, se crea la universidad de chile. Mejora de los métodos educacionales, propagaría la afición a los estudios superiores. Facultad de humanidades, se encargaría de dirigir las escuelas primarias, velas por las lenguas y la literatura.
1899: constitución del ministerio de educación pública.
1925: se estructura en 4 secciones.
1927: este año el ministerio de educación se consolida finalmente como tal, considerando de  esta forma a la educación como un rol estatal y, administrador de la educación pública.

Manuel Montt Torres (1851-1861).-

Las escuelas agrícolas fueron fundadas a raíz de la creación en Santiago, en 1856, de una escuela agrícola anexa a la Escuela Normal, auspiciada por la Sociedad Nacional de Agricultura.
Se funda la Escuela Normal de Preceptoras, que fue confiada a las monjas del Sagrado Corazón.
Se aprueba la Ley Orgánica de Instrucción Primaria, 1860 declara la gratuidad absoluta de la enseñanza primaria.
Fundación de nuevos liceos: Chillán y Valdivia.
Se funda el Observatorio astronómico a cargo del alemán Carlos Moesta.
Se organiza el museo de historia natural, bajo la dirección del alemán Rodulfo Amando Phillipi.
El polaco Ignacio Domeyko inicia en Chile la enseñanza de la mineralogía. Este científico hizo en Chile grandes aportes, defendió los recursos forestales del norte que se destruían como combustible para la actividad minera y recomendó el empleo del carbón de piedra. Fue rector de la Universidad de Chile; destaca su obra “La Araucanía y sus habitantes”.
Contrató al francés Courcelle-Senuil para la enseñanza de la economía política.
Se crea la escuela de sordomudos.
Se dicta en 1855 el código civil, magna obra de Andrés Bello que entra en funcionamiento en 1857.
En el movimiento intelectual destaca Alberto Blest Gana, fundador de la novela en chile. Sus obras más importantes: la aritmética del amor, el ideal de un calavera, Martín Rivas, durante la reconquista, los transplantados, el loco estero y Gladys Fairfield. La historia se constituyó para los liberales de la mitad del siglo XIX en una importante arma política. Destacan los historiadores: Miguel Luis Amuntegui, Benjamín Vicuña Mackena y Diego Barros Arana.
Apenas terminada la revolución de 1851, el Gobierno consagró preferente atención a la enseñanza. El ministro Ochagavía, en la memoria de 1853 se refería francamente al problema de la instrucción primaria.
El número de niños en estado de recibirla ascendía a 215.000; los colegios fiscales y particulares sólo daban una deficiente enseñanza, en todas las escuelas, a 23.131. El Ministro ante ese cuadro sombrío abogaba por las ideas que don Manuel Montt había expuesto antes de llegar a la Presidencia de la República: el Fisco es impotente para resolver por sí solo el problema educacional; es necesario apelar (como en Estados Unidos) al concurso de todos los elementos, las municipalidades, las instituciones privadas y los padres de familia; hay que crear una renta propia a la enseñanza, que la independice del presupuesto general y sus vaivenes; y se debe confiarla dirección general inmediata de las escuelas a las corporaciones locales y a los propios padres de familia, bajo la dirección del Estado.
Estas ideas de Montt, surgidas casi seguramente del ejemplo de los Estados Unidos, fueron simplemente un sueño que no encontraron ninguna acogida en su época. "Abarcaba -dice Encina- no sólo enseñar, sino también crear el entusiasmo por la enseñanza". El propio Montt dejó de mano estas ideas que no las materializó en un proyecto de ley de instrucción primaria de 1849, a no ser en cuanto a la capitación.
Se dio cuenta el Presidente que era necesario despertar el entusiasmo del país por la enseñanza y a llegar el concurso de los intelectuales de la época y a fin de estimularlos, ideó la apertura de un concurso.
El 12 de julio de 1853 se publicaba el siguiente decreto:
Considerando: 1°) Que la generalización de la instrucción primaria en todas las clases de la sociedad es una de las necesidades más urgentes de la República; 2°) Que conviene llamar al examen de los medios prácticos de conseguir este fin a todas las personas que por sus luces puedan ilustrar la materia; He venido en acordar y decreto: El Consejo de la Universidad ofrecerá un premio de S 1.000 al autor, sea nacional o extranjera, del mejor libro en que se desenvuelvan los puntos siguientes:
1) Influencia de la instrucción primaria en las costumbres, en la moralidad pública, en la industria y en el desarrollo general de la prosperidad nacional
2) Organización que conviene darle, atendidas las necesidades del país
3) Sistema que convenga adoptar para procurarle rentas con que costearla.
Siete memorias se presentaron al concurso, obteniendo el premio don Miguel Luis Amuntegui, joven de 27 años, quien la había escrito en colaboración con su hermano Gregorio Víctor. Abogaba por la instrucción primaria obligatoria, lo que a la sazón era un concepto audaz; por su gratuidad; y preconizaba la libertad de la enseñanza primaria. Elogia las escuelas de temporada y recomienda las ideas de Montt, Sarmiento y Ochagavía, sobre escuelas nocturnas de adultos para hombres, matinales para mujeres y dominicales para los dos sexos. Alegaba en favor de la contribución especial.
La segunda memoria era la de Sarmiento, titulada La educación común. Pedagogo nato y escritor ya maduro, su memoria contenía sus ideas sobre instrucción primaria expuestas con vigor e independencia. No deben haberse conformado del todo con las de Bello, que presidía la comisión que otorgó el premio a Amuntegui.
Montt había buscado el apoyo y la ayuda de los intelectuales para el desarrollo y mejoramiento de l a instrucción primaria. La lucha tenaz de los elementos liberales, que agrupaban en aquellos días la flor y nata de la intelectualidad, en contra de la política del Presidente, impidió esta colaboración. Pero en cambio fundaron éstos, independientemente del Gobierno, la Sociedad de Instrucción Primaria. Tomaron la iniciativa don Benjamín Vicuña Mackenna, don Marcial González Ibieta, don Miguel Luis Amuntegui, don Domingo Santa María, don Guillermo Matta, don Benicio Álamos González y otros jóvenes progresistas y batalladores. La sociedad no tuvo carácter político; por lo que pudo contar con el apoyo de algunos conservadores ultramontanos, como don Manuel Carvallo, que fue su primer presidente, y don Francisco Ignacio Ossa. Contó con la decidida protección del Presidente, quien recomendó a los intendentes y a sus partidarios que coadyuvasen a la instalación y desarrollo de l a sociedad.
La Sociedad de Instrucción Primaria quedó fundada en 1856; pronto se extendió a Valparaíso, Concepción y otras ciudades menores.
En Santiago se construyó, en 1856, un edificio modelo para la escuela de niños, para fomentar el entusiasmo por mejorar los locales. La Escuela Normal de Preceptores, instalada en el edificio que se le construyó tenía, al finalizar el decenio, 105 alumnos y egresaban de ella anualmente 20 a 25 maestros. La escuela de aplicación anexa al establecimiento funcionaba en 1860 con 134 niños.
La enseñanza femenina fue una de las preocupaciones constantes del Presidente Montt y en su difusión puso la tenacidad que le era característica. Muy ufano, en su último mensaje presidencial, rompiendo la frialdad e impersonalidad de sus memorias, dejó constancia que al asumir el mando, sólo había 30 escuelas fiscales de mujeres con 1.200 alumnas; y al alejarse de él quedaron funcionando 139 con 6.400 niñas.
Este entusiasmo por la enseñanza femenina llevó al Presidente a crear, no sin vencer grandes dificultades, una Escuela Normal de Preceptoras. Para allanar los tropiezos que pudiera encontrar esta idea en el bando pelucón, colocó la nueva escuela bajo la dirección de las religiosas del Sagrado Corazón de Jesús. Inició la escuela sus cursos en mayo de 1854 con 40 alumnas. Progresó muy lentamente. El promedio anual de egresadas, al finalizar el decenio, era de 6 preceptoras por año.