Encuentros y desencuentros con España

CARLOS BOSCH (EFE)

Pinochet durante el funeral de Franco. (Foto: EFE)

MADRID.- Augusto Pinochet aprovechó su única visita a España, efectuada en noviembre de 1975 con el objetivo de asistir a los funerales de Franco, para entrevistarse con neofascistas italianos que poco antes habían intentado asesinar en Roma al ex vicepresidente chileno Bernardo Leighton.

La reunión de Pinochet en Madrid fue revelada en 1993 por el ex agente de la policía secreta chilena (DINA) Michael Townley y recogida por el juez Baltasar Garzón en el auto de procesamiento del ex dictador chileno de 1998.

Townley, autor del atentado al ex canciller chileno Orlando Letelier en Washington en 1976, relató en una entrevista difundida por la televisión chilena en agosto de 1993 que agentes de la DINA pidieron ayuda al movimiento italiano Avanguardia Nazionale, liderado por Steffano della Chiae, para atentar contra personalidades chilenas en Europa.

Della Chiae se entrevistó en Madrid con Pinochet y el entonces jefe de la Dirección de Inteligencias Nacional (DINA), coronel Manuel Contreras, según Townley, quien trabajó para la policía secreta chilena desde 1974 hasta su expulsión de Chile, en abril de 1978.

En julio de 1997, el ex fiscal de EEUU Lawrence Barcella implicó a la DINA en un intento de asesinar en Madrid, en 1976, al socialista chileno Carlos Altamirano, que se frustró al ser detectado.

Su amistad con Franco

En los 16 años y medio que permaneció al frente del régimen militar chileno (de 1973 a 1990), Pinochet vivió prácticamente aislado de la comunidad política internacional y limitó sus relaciones casi exclusivamente a los otros presidentes militares que entonces gobernaban en otros países de Iberoamérica.

El general chileno se identificaba ideológicamente con Franco y a la muerte del dictador viajó a Madrid para asistir a sus funerales.

Dos meses antes de aquel viaje, el 17 de septiembre de 1975, Pinochet había recibido en Santiago la Gran Cruz al Mérito Militar de España, que le fue impuesta, en nombre de Franco, por el jefe del Estado Mayor Central del Ejército español, teniente general Emilio Villaescusa.

A su llegada a España, el 22 de noviembre de 1975, Pinochet fue recibido en Barajas al pie de la escalerilla del avión por el entonces Príncipe Juan Carlos.

El dictador chileno debió reducir su estancia en Madrid a sólo tres días, debido a las protestas de otros mandatarios europeos opuestos a su presencia en las ceremonias oficiales.


España, en contra de su régimen

En septiembre de 1983, tras una manifestación de apoyo a la oposición chilena celebrada en Madrid en el décimo aniversario del golpe militar, el Gobierno de Chile protestó oficialmente por las palabras del vicepresidente español, Alfonso Guerra, contra el régimen chileno.

Cuando Pinochet abandonó la presidencia de Chile, en marzo de 1990, el entonces presidente del Gobierno, Felipe González, visitó Santiago un día después del traspaso de poderes al nuevo presidente constitucional, Patricio Aylwin. Al parecer, González retrasó su llegada para evitar saludar al ex dictador.

Los Reyes de España visitaron Chile por primera vez, en octubre de 1990, y Pinochet, que seguía como comandante en jefe del Ejército chileno, no asistió a los actos de acogida en Santiago por "cuestiones de agenda".

Tras la apertura de la causa contra Pinochet en la Audiencia Nacional, el gobierno chileno recomendó en junio de 1997 al ex dictador que no viajara a España. Lo que nadie esperaba es que pudiera ser detenido en un tercer país a petición española.

El arresto de Pinochet en Londres, el 17 de octubre de 1998, mientras estaba convaleciente de una operación en una clínica londinense, marcó un hito en el derecho internacional contra la impunidad de los ex dictadores.

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