sábado, 22 de septiembre de 2007

Nace la Asociación contra Incendios de Valparaíso, el 30 de junio de 1851





Luego del horroroso incendio de la noche del domingo 15 de Diciembre de 1850, en la Calle del Cabo con Cruz de Reyes con pérdidas sobre $ 700.000.- de la época, afectando casi la totalidad del “Sector Puerto”; tanto vecinos como autoridades, vieron con impotencia el desamparo de la ciudad para combatir el fuego.
Esta calamidad pública, demostró la necesidad de organizar un servicio de extinción de incendios, la idea tomó cuerpo en las autoridades y les llevó a llamar el jueves 19 de diciembre a una gran reunión de comerciantes principalmente extranjeros, la que tuvo lugar en la Sala de Audiencia del Consulado del edificio de la Intendencia, con el objeto de crear una Asociación contra Incendios.
Era Presidente-Intendente de Valparaíso, el Almirante y ex-Presidente de la República (1826) don Manuel Blanco Encalada (Buenos Aires 1790, Santiago 1876), quien era sucesor de don Juan de Melgarejo el 25 de junio de 1847. Asume la Intendencia a principios de 1851, debido a que cumplía funciones como Senador de la República (1849-1858). Durante sus frecuentes viajes a Santiago, lo subrogaba don José Santiago Melo.
Más de cien personas acudieron a inscribirse en la primera Asociación Voluntaria de Trabajadores contra Incendios que se organizaba en Chile, comprometiéndose con su dinero y su esfuerzo personal. Los asistentes nombraron una “Comisión Organizadora”, formada por los señores; José Cerveró Moxó, Guillermo Müller, Juan Brown, Martín Stevenson, Nicolás Gatica y José Tomás Benedicto Ramos Font.
La Comisión Organizadora acordó organizar una Asociación al igual que en esa época habían en algunos barrios de Londres y en Filadelfia de Norteamérica.

El incendio del 15 de diciembre de 1850, demostró la ineficacia de la Brigada de “Zapadores Bomberos” creada en 1840 por Juan de Melgarejo, por ello la propuesta de crear una nueva organización contra el fuego fue muy bien recibida; sin embargo existían algunas divergencias. Unos proponían crear un Cuerpo Especial con más de 100 hombres rentados y repartidos convenientemente para que pudieran concurrir en cuanto se diese la señal de alarma; otros sugerían aumentar la dotación y los útiles del Cuerpo Cívico que entonces desempeñaba esa tarea, para ello contaban con 2 bombines y algunas hachas y escalas; finalmente otros sostenían la conveniencia de que los mismos propietarios y vecinos se reunieran y formaran Compañías de Voluntarios bajo el apoyo directo de la autoridad, quien puso a disposición de la comisión, los elementos con que contaba, autorizándola para proponer todas las disposiciones inmediatas que la inminencia del peligro requiriera.
Consideraron también urgente crear un Cuerpo de Artesanos. La construcción de los edificios hacía que el hacha y la barreta fueran buenos auxiliares. Acordaron que las bombas proporcionaran agua en cualquiera parte de la ciudad, desechando el empleo de baldes, que hasta entonces se usaba y que era pérdida de tiempo en los primeros momentos de un incendio.
La Comisión se ocupó de reunir fondos para adquirir herramientas para combatir el fuego y aumentar el número de voluntarios que quisieran prestar sus servicios.
El Diario “El Mercurio” señalaba la necesidad de organizar un Cuerpo de Artesanos, de bombas y bomberos y de organizar de antemano el trabajo de los incendios. Agregaba que la severa lección recibida no debía ser perdida y que la acera del cerro de la calle del Cabo y algunas casas de la acera del mar se hubieran salvado, sin la absoluta falta de recursos contra los incendios en que Valparaíso se encontraba. Además del Cuerpo de Artesanos, proponía organizar por separado el Cuerpo de Bomberos, pensando que todos los jóvenes del puerto se enrolarían en este cuerpo”.

El 16 de Enero de 1851 el Intendente Don Manuel Blanco Encalada, llamó a una nueva reunión, encabezada por José Cerveró Moxó, para solucionar definitivamente el problema de prevención y protección de la ciudad contra el fuego. La Comisión nombrada el 19 de Diciembre dio cuenta de su gestión y de la compra de herramientas y comentó la necesidad de crear otra Comisión que se encargara de organizar las Compañías de voluntarios y los medios de defensa contra los incendios. Agregó que se había encontrado en la Intendencia, buena disposición para toda intervención de la autoridad, solicitándole a ella la devolución de las bombas que pertenecían a la Bolsa Comercial y que se hallaban en poder de los “Zapadores Bomberos”, cuyo Comandante era Juan Agustín Vives Galeas. Solicitó también crear una comisión para reunir los fondos necesarios de instalación.
Esa comisión la integró Carlos Lamarca, Enrique V. Ward y Francisco A. Nebel. A la fecha ya se habían juntado $ 4.200.- con lo que se habían adquirido algunos útiles indispensables quedando un saldo de $ 2.500.- pesos para hacer frente a los muchos gastos que demandaba la organización de un Cuerpo de Bomberos.
Los señores José Cerveró Moxó, José Tomás Ramos Font y Nicolás Gatica fueron reemplazados por otros tres señores, por haber hecho presente que formaban parte de la Comisión de Aduana, quedando entonces la Comisión definitiva compuesta de los señores: Guillermo Müller, Juan Brown, Jorge L. Hobson, Otto Uhde, Martín Stevenson y Eduardo Mickle.
El primer trabajo de la Comisión fue organizar las Compañías y a los inscritos y dar inicio a la organización, separando los distintos servicios que se requieren en caso de incendio, según edad y aptitudes, dejándoles elegir Compañía según sus deseos de servir.
Acordaron dividir a los inscritos en tres Compañías activas de operaciones y una Compañía compuesta de las personas que no podían tomar parte en las Cías de Bombas y Escalas, pero que se encargarían de guardar y proteger las propiedades. A la 1ª Compañía de “Bombas” se le asignó una dotación de 100 bomberos; a la 2ª Compañía de “Bombas” se le asignó la misma dotación de 100 bomberos; a la 1ª Compañía de “Hachas, Ganchos y Escaleras”, la dotación de 80 hombres, y a la Compañía “Guardia de Propiedad”, 50 hombres.
La Municipalidad de Valparaíso en su sesión del 7 de marzo de 1851 a solicitud de don Nicolás Gatica y con la observación de don José Tomas Ramos Font aportó a la Asociación el equivalente a tres onzas de oro, por lo que el Tesorero Departamental entregó de la partida de imprevistos del presupuesto, cincuenta y un pesos con seis reales.

El 30 de abril de 1851 se realiza la “Primera Reunión General de Bomberos”, repletando los Salones del Teatro de la Victoria (1844-1878). Este teatro pertenecía a la sociedad formada por don Pablo del Río y el Cónsul General Honorario del reino de Piamonte y Cerdeña (Italia) en Valparaíso, Pietro Alessandri Tarzi, llegado a Chile en 1821. El teatro estaba ubicado en el costado norte de la plaza del mismo nombre, al lado del palacio del Cabildo y muy cerca de la Cárcel y el Mercado de Abastos.
La Comisión de Incendios nombrada el 16 de enero de 1851, informó que los fondos iniciales de la Asociación ascendían a $ 4,200.- pesos. A esta suscripción se agregó el aporte de la Municipalidad de $ 51.- pesos 75 centavos y $ 744,7 aporte de la campaña del diario El Mercurio.
Referente al material se contaba con dos bombas grandes y una chica, pertenecientes a los comerciantes de Valparaíso, puestas a disposición de la Comisión. Se encargaron mangueras a Europa, y mientras llegan se suplirá su falta con mangueras de lona que se están haciendo. Se compraron Escalas, Barretas, Hachas Americanas, Picotas, Baldes de Lona, Palas y Ganchos de Fierro con sus correspondientes cadenas y sogas. El carro portaescalas y ganchos se mandará a construir luego que se desocupe el local que se ha proporcionado debajo de la Bolsa, enseguida del que hoy ocupan las bombas.
Se cuenta inicialmente con 330 hombres que se prestan a tomar una parte activa en servicio de las bombas, los que se han dividido en dos Compañías de bombas con 100 hombres cada unidad, una Compañía del servicio de Escalas con 80 inscritos y una Compañía de Guardia de Propiedad con 50 inscritos.
Con los exiguos recursos informados, con dos “Bombines” usados, cedidos por el Directorio de la Bolsa Comercial y un “Carro de Escaleras” en malas condiciones, nació el Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, que fue el arquetipo moral y material de una nobilísima institución que debía extenderse en toda la República y convertirse en la escuela de abnegado deber, ajena a cualquier estímulo y sin esperar otra recompensa que la valoración de la personalidad humana ante la propia conciencia.

Como una forma de “organizar definitivamente las Compañías”, la Comisión informante propuso el nombramiento de “Tres Comisiones Especiales”. Dirigidas por Eduardo Mickle por la 1ª Cía., Otto Uhde por la 2ª Cía. y Federico D. Atherton por la Cía. de Escaleras y Hachas. También se les entregó como tarea, estudiar la redacción y confección del “Acta Orgánica” ó “Reglamento de la Asociación contra Incendios”, la que permitió normar la naciente institución hasta el 1º de enero de 1862 en que entra en vigencia el primer Reglamento General del Cuerpo con que contó la Institución.


Para lograr una buena organización y un efectivo cumplimiento del deber la Asociación se elige el Primer Directorio por seis meses y un Superintendente que sería el Jefe de Operaciones en los incendios. Cada Compañía estaba al mando de un Capitán y Oficiales, los que eran elegidos también cada seis meses, pudiendo ser reelegidos.

Primer Directorio de la Asociación Contra Incendios de Valparaíso, hoy Cuerpo de Bomberos de Valparaíso:

Don José Tomas B. Ramos Font Superintendente
“ Eduardo Mickle (1ª Cía.) Director
“ Federico D. Atherton (E. y H.) Director
“ Guillermo Müller (2ª Cía.) Director
“ Juan Mouat y Walters (E. y H.) Director
“ Juan Carlos Gómez (1ª Cía.) Director
“ Ángel 2º Castillo (2ª Cía.) Secretario-Tesorero
El primer Directorio de la naciente Asociación contra Incendios de Valparaíso se reunió la noche del 30 de Mayo de 1851 en los Salones de la Bolsa Comercial y acordó dirigir una nota al señor Intendente, remitiéndole para su conocimiento y solicitando su beneplácito el “Acta Orgánica” ó “Reglamento de la Asociación contra Incendios” que habían redactado con la ayuda del señor Prieto, quien tradujo algunos textos de reglamentos europeos. También se informaba que en conformidad con el artículo 5º, el Directorio había nombrado para desempeñar las funciones de Superintendente a don José Tomás Ramos Font.
El señor Intendente, en oficio del 31 de Mayo de 1851 devuelve el documento sin ninguna variación, manifestando su beneplácito a las bases acordadas y asegurándoles su disposición de ayudarles en los trabajos, dictar oportunamente los decretos para que con el visto bueno necesario, el señor Superintendente ejerza en toda su amplitud la dirección de las operaciones, según lo dispuesto en el artículo 5º y disponga también de las fuerzas de la Policía.

La “Segunda Reunión General de Bomberos” tuvo lugar en la noche del jueves 4 de Junio de 1851, en los Salones del Teatro de la Victoria. En esa reunión se constituyó definitivamente la Asociación contra Incendios de Valparaíso. Se da cuenta de la designación de José Tomás Benedicto Ramos Font como Superintendente de la Asociación contra Incendios de Valparaíso y para directores, durante los seis primeros meses a los señores que firmaron el Acta Orgánica.
La asistencia fue numerosa; Juan Carlos Gómez, miembro del Directorio, dio cuenta de los trabajos que hasta entonces se habían efectuado. Se somete a discusión cada uno de los artículos de la “Ley Orgánica” ó “Reglamento de la Asociación contra Incendios”, la que es aprobada aprobada sin alteración alguna.
Se acordó que este Reglamento General fuera firmado por todos los bomberos y que cada una de las cuatro Compañías que formaban el Cuerpo de Bomberos, se reuniesen sucesivamente en la Bolsa Comercial, para formar sus reglamentos particulares y nombraran sus capitanes y demás oficiales de Compañía.

Designaron el viernes 6 de Junio, a las 8 de la noche, para la 1ª Compañía de “Bombas”; el sábado 7 de Junio, a la misma hora, para la 2ª Compañía de “Bombas”; el lunes 9 de Junio para la 1ª Compañía de “Hachas, Ganchos y Escaleras”; y el martes 10 de Junio para la Compañía “Guardia de la Propiedad” sin número.
Una vez organizada la Asociación, los Directores de la Bolsa Comercial en representación del comercio de Valparaíso, dueños de las bombas con que contaba la ciudad y que hasta entonces estaban a cargo del cuerpo de Zapadores-Bomberos, del que era Jefe el señor Juan Agustín Vives Galeas, enviaron con fecha 11 de junio de 1851, un oficio al Intendente solicitando su devolución para entregarlos a la nueva organización bomberil, lo que fue aceptado por la autoridad.

El 30 de junio de 1851 es la fecha de cierre de los registros de inscripción de los jóvenes que se incorporaron como fundadores de la Asociación contra Incendios de Valparaíso, más tarde Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, Institución pionera de los bomberos voluntarios de Chile.
Se decía que el principal requisito para pertenecer a la Asociación contra Incendios de Valparaíso, era “Seguir los impulsos del corazón y tener el propósito de hacer el bien sin más recompensa que la íntima satisfacción” ; esta condición básica, no sólo se ha exigido por ser una actividad voluntaria, sino también porque para prestarla es imprescindible dejar de lado trabajo, familia, placeres y pasatiempos, siempre más gratos que la peligrosa tarea de combatir a ese ente no racional que adquiere vida en un incendio y que destruye todo lo que encuentra a su paso: “El Fuego”.
La característica fundamental del bombero voluntario ha sido esencial para la subsistencia de más de un siglo y medio del “Cuerpo de Bomberos de Valparaíso”. La idea de servir al prójimo gratuitamente fue adquiriendo forma en cada bombero de mediados del siglo XIX, debido a que al parecer, no existió por parte del gobierno la idea de crear un Cuerpo de Bomberos financiado exclusivamente con aportes del Estado. Tampoco el Comercio estaba dispuesto a financiar en forma permanente la actividad bomberil organizada, considerando que se debería pagar personas que ayudasen al manejo de las bombas y además financiar el material bomberil adecuado, que debía ser renovado cada cierto tiempo.
Antiguos libros y archivos de la Institución señalan que los bomberos de antaño se enorgullecían de: “tener en su seno hombres capaces de poner en peligro su vida sin otro interés de salvar lo ajeno y sin otro móvil que hacer el bien”; ello motivó; la idea de ser considerado como un organismo de beneficencia.
Estos bomberos respondían a un íntimo ideal, que estaba fuertemente ligado al sentimiento caballeresco de la Edad Media, pues, sus propósitos eran servir a las causas justas y nobles, y a la protección de los más débiles y desamparados. Por ello la sociedad los reconoce como “Caballeros del Fuego”, ya que con sus armas la defenderá del enemigo implacable de la ciudad: “Los Incendios”.
El deber, la hidalguía, el sacrificio infinito y por sobre todo el honor, no sólo son propios de los caballeros feudales, sino que atributos de los bomberos del pasado como también de las actuales generaciones.
Valparaíso 1851 (hrm/cca)

3 comentarios :

Anónimo dijo...

Excelente la información.Felicitaciones.

Anónimo dijo...

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surgical disorder, Homoeopathy can process lipoma.
Normalmente no hay lesiones en la capa uno ni en la capa cinco,
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Anónimo dijo...

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