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12 de agosto de 1888: Por qué se derrumbó el Puente de Cal y Canto

 

Construir un "Puente Nuevo", que comunicara de manera permanente el centro de Santiago y la ladera norte de la ciudad, se había convertido en una necesidad imperiosa para las autoridades de la capital. Las reiteradas crecidas del caudal, provocaban tal destrucción en los tajamares y en el "Puente Viejo" de madera, que se había venido abajo por completo, durante la última "avenida" de junio de 1763, fue así, que mostraron a los miembros del Cabildo, que no podían seguir postergando la decisión de construir un puente sólido, capaz de resistir los embates del torrente del Mapocho.

En sesión del 5 de junio de 1767, el Cabildo de Santiago aprobó definitivamente esta iniciativa presentada por el Corregidor y Justicia Mayor Luis Manuel de Zañartu de construir el puente nuevo, ya no de madera como los anteriores sino uno de piedra y ladrillo, pero dada la envergadura de la obra, se debía comenzar con el acopio del material requerido; para ello se estableció una "fábrica del Cerro Blanco" de donde se extraerían las piedras.

Durante los cuatro años siguientes, se reunió el ripio suficiente en la fábrica del cerro Huechuraba (nombre dado al Cerro Blanco por los indígenas del sector) (1) y paralelamente el Corregidor Zañartu había encomendado al ingeniero barcelonés José Antonio Birt (2), la confección del plano de los tajamares y del "Puente Nuevo". Así estuvo todo dispuesto, para iniciar la construcción del entre los meses de septiembre y octubre de 1767. (3)

Sin duda, el personaje vinculado a la construcción del puente de Cal y Canto, que ha permanecido más presente en el imaginario histórico de los santiaguinos, es el Corregidor Luis Manuel de Zañartu. Conocido por su carácter de hombre autoritario, severo, áspero e impetuoso, que desplegó toda esta impronta a lo largo de casi dos décadas, que estuvo a cargo de las obras de construcción del Puente Nuevo, incluso se llegó a generalizar entre sus contemporáneos la frase "Es un Zañartu", para referirse a quienes actuaban en forma altanera y violenta hacia los otros, en especial hacia el bajo pueblo.

Lo anterior se reflejó en la construcción del Cal y Canto, porque como sabemos él no tuvo ningún respeto con quienes obligó a formar parte de "la obra de la cadenas", como se conoció el sitio del Mapocho, donde se realizaban los trabajos y que bien están señalados en los documentos de los proveedores de pan y charqui (4).

Zañartu utilizó, como se sabe, a numerosos presos que hizo trabajar engrillados en sus pies durante largas y pesadas jornadas, a cambio de entregarles una escaza alimentación (5). Y una vez que vació las cárceles de Santiago, no escatimó esfuerzos en tomar preso, especialmente después del fin de semana, a los ebrios, vagabundos y malentretenidos que habían visitado los bodegones, chinganas y casas de juego de la capital. Y si bien se comprometió a cancelarles un jornal miserable, muchas veces no los pagó.

Era común que el mismo Corregidor, acompañara a sus hombres a estos lugares de diversión popular en la búsqueda de mano de obra, para trasladarlos al sitio del puente y como si no fuera suficiente, siguió su reclutamiento, entre esclavos negros, convenciendo a sus dueños de apoyarlo y de mapuches de la Frontera, que debido a su actitud de impedir la ocupación de su territorio, eran tomados como "sublevados" y por ello "legalmente" apresados para luego ser conducidos a Santiago.

A tal punto llegó el maltrato hacia los trabajadores a cargo de los capataces o sobrestante de Zañartu, que fueron frecuentes las revueltas en la obra de las cadenas. Una de las más recordadas, fue la intentada por Lorenzo Mondaca, en octubre de 1780, quien junto con cinco compañeros utilizó sus herramientas de trabajo para romper sus cadenas y para escaparse de sus centinelas, cogió unas piedras haciendo que una de ellas golpeara el rostro del capataz, Pedro Bravo, quien estuvo herido por varios meses.

"El Puente Nuevo fue inaugurado con cierta seguridad, el 11 de febrero de 1782", sostiene Justo Abel Rosales, debido que era costumbre en la época, terminar las grandes obras públicas un día sábado para tener dos días de fiestas (domingo y lunes) (6).

Alcanzó aproximadamente 202 metros de largo; 120 metros cubrían el lecho del río y los otros 82 eran las ramplas que llegaban hasta la calzada del puente. El alto del puente superaba los 12 metros y el ancho era de unos 8 ½ para permitir el paso de coches en ambos sentido, además de los peatones.

A un año de su inauguración, tuvo su primera prueba de fuego, el 16 de junio de 1783, el torrente del Mapocho, creció de tal manera que echó abajo los tajamares o muros de contención que encausaban las aguas del río, inundando con ello toda la ciudad de Santiago, por la Cañada (sur) y la Cañadilla norte). Se cuenta que subiendo la cima del cerro Santa Lucía o del Cal y Canto, podía verse que Santiago se había convertido en una gran isla.

Con los años, se le fueron introduciendo diversas mejoras: Ambrosio O'Higgins, mejoró las ramplas para facilitar el tránsito de los carros, se construyó una estructura para establecer una guardia permanente, para controlar el contrabando, construyó bancos y levantó las murallas que sirvieran de balcones. En 1869, se rebajó su elevada cima, casi un metro para facilitar especialmente, la subida de los carros debido al esfuerzo que tenían que realizar los caballos que tiraban los carros.

En el mismo sentido, en 1883 se adoquinó la calzada del puente y se empedraron ambas ramplas. Pero el arreglo más importante, durante ese año fue el estucado general, que se hizo al puente adquiriendo una cara prácticamente nueva.

Desde entonces y por 125 años de existencia, el Puente de Cal y Canto fue ícono central de las comunicaciones, entre el sur y norte y no sólo de Santiago, sino del país, como lo demuestra el comercio de la yerba mate importada desde Paraguay vía Argentina, que una vez inaugurado el puente experimentó un crecimiento que llevó al Cabildo alzar el impuesto al comercio de la yerba, sin embargo, ante los reclamos de comerciantes y consumidores, la autoridad debió echar pie atrás. Otros productos que aumentaron su tráfico, fueron la fruta seca y las manufacturas provenientes del saturado mercado bonaerense.

Pero, como lo recuerda el mismo Rosales en su "Historia y Tradiciones del Cal y Canto", cruzaron en uno y otro sentido por el Cal y Canto animales, frutos del país y la yerba mate. Por ejemplo, desde Buenos Aires, acercándose luego por la Provincia de Cuyo, llegaron a Santiago, escondidos en medio de los productos del intercambio comercial, los chinches y las baratas o cucarachas y, en el camino inverso, lo hicieron las pulgas que se propagaron después por toda la Argentina.

También por el "Cal y Canto", pasaron en más de una ocasión, José Miguel Carrera, la última, hacia su muerte en Mendoza, Bernardo O'Higgins al exilio, Manuel Rodríguez, camino a Til Til y Diego Portales, incluso siendo Ministro, a las chinganas y fondas de La Chimba, para bailar cueca o tocar la guitarra, que tanto le gustaban, al punto que el gobierno le tenía una escolta de seguridad, sin que él supiera, para protegerlo del bandidaje que se producía en el puente, durante las noches y muchas veces de día. Por el puente además cruzaron, los chilenos derrotados en Rancagua el 1 de octubre de 1814 y llegó, desde Mendoza, el Ejército Libertador encabezado por José de San Martín, para lograr la emancipación nacional definitiva en Maipú, el 5 de abril de 1818.

 Desde la creación del Cementerio General, por Bernardo O'Higgins en 1821, se hizo habitual el paso de los cortejos fúnebres convirtiéndose en el puente de los suspiros tristes (7).

Al entrar Chile, a la segunda mitad del siglo XIX, la necesidad de canalizar el río Mapocho para evitar de forma definitiva sus desbordes, llevó al presidente, José Manuel Balmaceda, a promulgar la Ley del 13 de enero de 1888, autorizando los recursos fiscales para su canalización. Sin pretenderlo, el mandatario estaba iniciando el fin del Puente Nuevo de Zañartu. Esto, porque los trabajos dirigidos por el ingeniero Valentín Martínez, que se realizaban en ambas laderas del río, comenzaron a erosionar las bases de los pilares del puente y con ello su debilitamiento. Por eso, cuando a inicios de agosto de 1888, comenzó una lluvia que crecía día a día, el 9 de agosto, el diario El Ferrocarril, anunciaba la prohibición por parte de la autoridad de transitar por el Cal y Canto, a todo vehículo o peatón debido al mal estado de uno de sus pilares.

El 10 de agosto, la lluvia se había convertido en temporal y el torrente del Mapocho, cobró la suficiente fuerza para, el 12 de agosto, echar abajo a las 14.30 horas, una parte del sector norte del puente.

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(1) Huechuraba era un antiguo cacique del sector alrededor del siglo XVI. (2) Acta del cabildo de Santiago del 5 de junio de 1767. (3) La fecha más probable de inicio de la construcción del Puente de Cal y Canto es a mediados del mes de octubre de 1767. (4) Contaduría Mayor, volumen N°1556. (5) Se dice que los trabajadores tenían una ración diaria de tres panes y una de charqui. (6) Justo Abel Rosales vincula con esta costumbre de inaugurar las obras públicas el día sábado y tener dos días feriados el origen el dicho popular "san lunes". (7) Durante los terremotos la población del centro de Santiago cruzaba el puente para protegerse ante el derrumbe de las casas y edificios públicos y religiosos de la capital.

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