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"Lo Cañas, la noche triste del 19 de agosto de 1891"

Grabado hecho sobre la base de un cuadro de Enrique Linch.

La Matanza en Lo Cañas, ocurrida en la madrugada del 19 de agosto de 1891, es el suceso más negro de la Guerra Civil de 1891, y reflejo de la profunda crisis política, en el seno de la elite chilena, a fines del siglo XIX, y resaltada en nuestro imaginario colectivo nacional, por el suicidio del presidente, José Manuel Balmaceda, el 19 de septiembre de ese año (1).

La crisis política, había comenzado prácticamente al momento mismo de la sucesión presidencial de 1886, porque mientras las fuerzas liberales abogaban por una mayor prescindencia del ejecutivo, en la nominación de su candidato, la contienda presidencial fue abiertamente intervenida, por el gobierno de Domingo Santa María a favor José Manuel Balmaceda, quien, si bien contaba con toda la capacidad y mérito para ocupar la primera magistratura, llegaba al poder mediante el uso de las desgastadas prácticas del sistema político portaliano y en un contexto nacional, de profunda modernización económica y cultural que rechazaba el intervencionismo en las elecciones.

Esta situación, hizo que Balmaceda llegara al poder con una doble división, primero, con el sector conservador, derrotados en sus postulados clericales, durante la gestión anterior con la tramitación de las leyes laicas y en las cuales, Balmaceda había desempeñado un rol central y, segundo, con los distintos grupos liberales que conformaban la coalición oficialista triunfante, que fueron distanciándose del presidente, hasta pasar a la oposición junto con los conservadores.

Ya a mediados de 1890, la división estaba conformada claramente por dos grupos: el mayoritario atrincherado en el Congreso, que se autodenominó "constitucionalista" y organizó en Iquique, una Junta Revolucionaria (2) con "comités revolucionarios" en todo el país, y que logró atraer a su posición, al conjunto de la Armada. El oficialismo por su parte, se concentró en el poder ejecutivo legítimamente constituido, y el apoyo del Ejército. Pero aún la crisis se mantenía dentro de los márgenes políticos; la oposición estaba decidida a vetar a los secretarios ministeriales nombrados por, Balmaceda y rechazaba, sin análisis, las propuestas enviadas al Parlamento, mientras que el ejecutivo se negaba rotundamente, a aceptar el veto del legislativo.

El momento de inflexión, llegó a fines de de 1890, cuando el Congreso comenzó a discutir la Ley Anual de Presupuesto y la ley de financiamiento de las fuerzas armadas. El legislativo encontró la oportunidad de doblarle la mano a Balmaceda, negándole la aprobación de ambas leyes, como la discusión se extremó hasta cumplirse los plazos legales, el mandatario decretó el 5 de enero, que el presupuesto para 1891, fuera el mismo que había regido durante el año anterior (3). Así el conflicto político se transformó en una lucha armada abierta.

En este marco, a mediados de 1891 la oposición decidió una medida militar estratégica de impedir la concentración de las divisiones militares del gobierno provenientes de Valparaíso y Concepción, cortándole la comunicación ferroviaria y telegráfica utilizada por el gobierno, para cuyo propósito requería derribarse los puentes del Maipo y Angostura ubicados en la entrada sur a Santiago. La fecha para dicha misión, se fijó para el 19 de agosto.

Esta tarea conspirativa, fue entregada a jóvenes aristócratas junto a un puñado de artesanos que no contaban con ninguna formación militar, quedando bajo el mando de Arturo Undurraga. La montonera que era más propiamente su orgánica, reunió un centenar de hombres, se dejó guiar más por el entusiasmo y la propaganda de la prensa opositora, comenzó a reunirse desde los primeros días de agosto en la zona precordillerana de Santiago, actual Comuna de La Florida, al interior del fundo en Lo Cañas de propiedad del líder conservador Carlos Walker Martínez. Tan bajo era nivel de preparación de estos jóvenes, que fueron presa fácil del ejército oficial, a cargo del comandante Alejo San Martín. Éste había conformado un círculo rodeando a los sublevados para impedirle cualquier vía de escape.

La noche del 18 de agosto, el Comandante San Martín, atacó a la montonera propinándole una derrota que, dada la disparidad de fuerzas, tuvo más el rostro de masacre, que de enfrentamiento bélico regular. Pero el 19 de agosto, ocurrió lo peor, los sobrevivientes fueron perseguidos hasta encontrarlos siendo detenidos, algunos de ellos asesinados, sin ninguna compasión (como registran los relatos de testigos) y otros fusilados sin juicio justo. Así, la cifra de muertos en este suceso, se elevó a ochenta y cuatro, sumándose a las entre 15.000 a 20.000 muertes que dejó la Guerra Civil de 1891.

Por esta razón, cuando la noticia de los sucesos de Lo Cañas se conoció, comenzó a llamarse "La Matanza de Lo Cañas" y el desprestigio, odio y la imposibilidad de abandonar las posiciones de ambos bandos, se hizo irreversible. Muy pronto, después del drama de Lo Cañas, vendría el combate de Concón, el 21 de agosto, y la batalla de Placilla, el 28 de agosto, que darían la victoria definitiva a los opositores y el 19 de septiembre la muerte del presidente Balmaceda.

Algunos responsables de los sucesos de Lo Cañas, fueron sometidos a juicio criminal, a cargo del fiscal Floridor Román Blanco, otros como Orozimbo Barbosa, Comandante General de Armas del Ejército chileno y Vicente Subercaseaux, huyeron a Perú, eludiendo su responsabilidad. El original de este juicio, se conserva íntegramente en el Archivo Nacional y el cual presentamos con :"La declaración de Juan Nepomuceno Bravo", teniente al momento de los sucesos de Lo Cañas y "La defensa de Rudecindo Salas", presentada al fiscal, solicitando su absolución de los hechos, de que formó parte desde el día 18 y 21 de agosto.

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(1) El presidente José Manuel Balmaceda había concluido su mandato presidencial el 18 de septiembre de 1891.

(2) El 12 de abril de 1891 se creó la Junta de Gobierno de Iquique compuesta por Waldo Silva vicepresidente del Senado, Ramón Barros Luco, presidente de la Cámara de Diputados, Jorge Montt Álvarez, capitán de la Armada, los vocales: Enríque Valdés, Manuel Antonio Matta, Isidoro Errázuriz, Joaquín Walker Martínez y el coronel Adolfo Holley, que actuaban como ministros de estado.

(3) "Santiago, 5 de enero de 1891. S. E. con esta fecha ha decretado lo que sigue: Teniendo presente: Que el Congreso no ha despachado oportunamente la ley de presupuestos para el presente año, y que no es posible mientras se promulga dicha ley suspender los servicios públicos sin comprometer el orden interior y la seguridad de la República, decreto: Mientras se dicta la ley de presupuestos para el presente año de 1891, regirán los que fueron aprobados para el año 1890 por la ley del 31 de diciembre de 1889. Refréndese, regístrese, tómese razón, comuníquese, publíquese e insértese en el Boletín de las Leyes. Balmaceda. Claudio Vicuña. Domingo Godoy. Ismael Pérez M. J. M. Valdés Carrera. José E Gana. G. Mackenna".

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Fuentes:



- Fondo Varios: vols. 425 y 426.

- Jorge Olivos Bornes: "La Matanza de Lo Cañas". Imprenta Barcelona, 1892. en Memoria Chilena.

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