Alsina Hurtos Joan


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Fecha Detención : 19-09-1973
Lugar Detención : Hospital San Juan de Dios, Santiago

Fecha Asesinato : 19-09-1973
Lugar Asesinato : Puente Bulnes, Santiago


Edad : 31

Actividad Política : Desconocida
Actividad : Jefe de personal en hospital

Estado Civil e Hijos :
Nacionalidad : Español


Relatos de Los Hechos

Fuente :(Informe Rettig)

Categoría : Antecedentes del Caso

Los días 15, 17 y 19 de septiembre de l973 se llevaron a cabo tres operativos militares al interior del Hospital San Juan de Dios.  Efectivos militares pertenecientes a un Batallón del Regimiento Yungay de San Felipe que se encontraba apostado en la Quinta Normal y en el Instituto Diego Barros Arana, detuvieron a numerosas personas, cinco fueron ejecutadas y dos permanecen hasta la fecha desaparecidas.  Se trata de las siguientes personas:

  Joan ALSINA HURTOS, español, 31 años, sacerdote católico, quien ejercía su ministerio en la Parroquia San Ignacio de San Bernardo y se desempeñaba como Jefe de Personal del Hospital San Juan de Dios, fue ejecutado el 19 de septiembre.

                          Fue detenido en los subterráneos del Hospital por efectivos del Regimiento Yungay de San Felipe.  Luego fue llevado al patio del Hospital donde permanece largo rato.  Conducido al Instituto Diego Barros Arana y luego al Río Mapocho donde es ejecutado el mismo día.El día 27 es encontrado su cuerpo en el Instituto Médico Legal; es sepultado al día siguiente en el Cementerio Parroquial de San Bernardo.  El certificado de defunción consigna como lugar de la muerte el puente Bulnes sobre el río Mapocho, e indica como causa de la misma :" múltiples heridas de bala" y " lesiones apergaminadas en la cara". 

                          La Comisión adquirió, conforme al mérito de los testimonios y antecedentes recibidos, la convicción de que la ejecución del sacerdote Juan Alsina Hurtos constituye una violación de sus derechos, siendo responsables de ello agentes del Estado.

 


Un ex soldado admitió que asesinó a un cura español

Fuente :elclarin.cl, 16 de Marzo 1998

Categoría : Prensa

En un dramático testimonio ante la televisión española, el ex soldado chileno Nelson Bañados confesó haber asesinado a balazos al sacerdote español Joan Alsina Hourtos durante la dictadura de Augusto Pinochet.

Lo lamento. Que me perdonen, que uno era un mandado, dijo Bañados a la familia del sacerdote, entrevistado por la televisión catalana en un programa titulado Proceso a Pinochet, que se emitió anoche en el espacio Treinta Minutos.

Esta es la primera vez que un militar chileno que participó en la represión de la dictadura del general Pinochet admite haber participado en crímenes y pide públicamente perdón. La emisión se produjo después de que los abogados querellantes en el juicio de desaparecidos en Chile pidieran la prisión incondicional para Pinochet, convertido desde el miércoles en senador vitalicio, y para 38 altos responsables directos de la dictadura.Hasta ahora la versión oficial era que el sacerdote Joan Alsina, que cumplía su ministerio en un hospital, había muerto por accidente en un tiroteo en un puente sobre el río Mapocho.

Bañados admite que fue él quien le disparo por órdenes superiores. Bañados tenía 17 años en el momento de la ejecución.

Dijo que cuando se produjo el golpe de Estado capitaneado por Pinochet, en 1973, prestaba el servicio militar y que se vio forzado a participar en ejecuciones de personas.

La Justicia española indaga las desapariciones de varios ciudadanos de España, entre otros el también sacerdote Antonio Llido Mengual. Joan Alsina era un sacerdote salesiano natural de la localidad catalana de Castelló d Empuries.

Bañados admitió haber participado en varias acciones donde fueron asesinadas personas pero acusó a los jefes militares de haberlo obligado. Aunque Bañados fue juzgado y encontrado culpable lo alcanzaron los beneficios de la amnistía dictada por Pinochet.

La investigación para encontrar a los responsables por la muerte de Joan Alsina fue una paciente tarea de su amigo el sacerdote Miguel Jordá. El religioso tenía una carta del padre de Alsina en donde perdonaba a los asesinos de su hijo.Miguel Jordá explica en el reportaje que cuando entregó la carta al soldado Nelson Bañados, éste lloró como una criatura y me dijo: ­Yo lo maté!, ­yo lo maté!.

Los familiares de Joan Alsina y del también desaparecido sacerdote Antonio Llido Mengual se presentaron ante el juez español Manuel García Castellón acusando al ex dictador Pinochet y a sus cómplices por el asesinato de los dos religiosos.


Un procesado en caso Alsina

Fuente :La Nacion 18 de Agosto 2004

Categoría : Prensa

El primer procesamiento por el crimen del sacerdote español Joan Alsina fue dictado por el ministro de fuero Jorge Zepeda Arancibia, quien encausó como autor de homicidio al mayor (R) de Ejército Donato López Almarza y ordenó su arresto. El cura fue detenido el 19 de septiembre de 1973 y ejecutado en el Puente Bulnes, sobre el Mapocho, y su cuerpo arrojado a las aguas. Ocho días después su cadáver apareció río abajo.

El mayor (R) López comandaba un destacamento del Regimiento Yungay de San Felipe que viajó a Santiago para reforzar las acciones militares del golpe militar. Alsina fue detenido por efectivos de ese regimiento en el Hospital San Juan de Dios, donde trabajaba, quienes lo trasladaron hasta el Internado Nacional Barros Arana (INBA) en Quinta Normal. En ese liceo el personal del Yungay tenía su campamento y allí se mantuvo por esos días a un número indeterminado de detenidos.

De acuerdo al auto de procesamiento, el sacerdote, nacido en Gerona, en Cataluña, y que a la fecha de su muerte tenía 31 años, fue golpeado y luego sacado desde el internado la misma noche de su detención para ser ejecutado.

En los expedientes se consigna la declaración del soldado que le disparó: “Al llegar al Puente Bulnes mi capitán frenó (López). Yo me bajé como lo hacía con cada uno de los que fusilaba y saqué a Juan del furgón y fui a vendarle los ojos. Pero Juan me dijo ‘por favor, no me pongas la venda, mátame de frente, porque quiero verte para darte el perdón’. Fue muy rápido. Recuerdo que levantó su mirada al cielo, hizo un gesto con las manos, las puso sobre su corazón, movió los labios como si estuviera rezando y dijo ‘Padre, perdónalos’. Yo le disparé la ráfaga y cayó al tiro. Quería dispararle con la pistola, pero lo hice con la metralleta para que fuera más rápido. El impacto fue tan fuerte que volteó su cuerpo y prácticamente cayó solo al Mapocho, yo tuve que darle un empujoncito no más. Otros a veces caían al piso del puente y había que levantarlos y echarlos al río. Eran las diez de la noche y de este fusilamiento no me voy a olvidar nunca más”.

A pesar de que en el caso de Alsina se trata de un ejecutado y no de un detenido desaparecido secuestrado, donde opera la tesis del delito permanente hasta que no aparezca la víctima o su cuerpo, y por tanto los jueces no están aplicando la amnistía porque el delito se sigue cometiendo, el ministro Zepeda tampoco aplicó la amnistía ni consideró el delito prescrito por el paso del tiempo.


Corte otorga libertad a militar (r) procesado

Fuente :El Mercurio 19 de Agosto 2004

Categoría : Prensa

La Séptima Sala de la Corte de Apelaciones resolvió, por dos votos contra uno, otorgar la libertad provisional al mayor (r) Donato López Almarza procesado por el por el homicidio calificado del sacerdote español Joan Alsina Hurtos.

El tribunal confirmó así lo dispuesto por el ministro Jorge Zepeda, quien en su resolución le concedió la libertad al militar en retiro previa consulta al tribunal de alzada.

La Sala estuvo conformada por los ministros Cornelio Villarroel, Eduardo Fuentes y el abogado integrante Óscar Herrera. Éste último estuvo por negar el beneficio a López por considerar que la forma en que se cometió el delito, el militar (r) constituye un peligro para la sociedad.

El religioso, de 31 años y que pertenecía a la Congregación Salesiana fue detenido el 11 de septiembre de 1973 en el hospital San Juan de Dios y trasladado hasta el Internado Nacional Barros Aranas en donde permaneció detenido hasta el 19 de septiembre.

Ese día fue llevado por militares hasta el puente Bulnes en donde fue acribillado. Sus restos fueron encontrados días después en el Instituto Médico Legal.

No obstante, López Almarza no podrá salir inmediatamente en libertad, debido a que permanece en prisión preventiva por otra causa de derechos humanos que instruye también el ministro Zepeda.

Se trata del homicidio del menor Carlos Patricio Fariña Oyarce ocurrido en la Pincoya en septiembre de 1973. Zepeda tiene plazo hasta mañana para resolver la situación procesal de López Almarza en este caso.

 


Condenado el autor del crimen del sacerdote Joan Alsina

Fuente :LaNacion Miércoles 19 de octubre de 2005

Categoría : Prensa

A cinco años de presidio fue condenado por el juez Jorge Zepeda el mayor (R) de Ejército, Donato López Almarza, como el único autor del homicidio del sacerdote español Joan Alsina Hurtos. Otros integrantes de la patrulla que lo detuvo y ejecutó sobre el puente Bulnes del río Mapocho, incluido el conscripto Nelson Bañados, que le disparó, están fallecidos.

El sacerdote fue detenido el 19 de septiembre de 1973 en el Hospital San Juan de Dios donde trabajaba,por militares del Regimiento Yungay de San Felipe, V Región.

El soldado que lo mató por orden superior declaró antes de suicidarse que “al llegar al puente Bulnes mi capitán (López) frenó. Yo me bajé como lo hacía con cada uno de los que fusilaba y saqué a Joan del furgón y fui a vendarle los ojos. Pero él me dijo ‘por favor, no me pongas la venda, mátame de frente porque quiero verte para darte el perdón’. Fue muy rápido. Recuerdo que levantó su mirada al cielo, hizo un gesto con las manos, las puso sobre su corazón y movió los labios como si estuviera rezando y dijo ‘padre, perdónalos’. Yo le disparé la ráfaga y cayó altiro. Quería dispararle con la pistola, pero lo hice con la metralleta para que fuera más rápido. El impacto fue tan fuerte que volteó su cuerpo y prácticamente cayó solo al Mapocho, yo tuve que darle un empujoncito nomás. Otros a veces caían al piso del puente y había que levantarlos y echarlos al río. Eran las diez de la noche y de este fusilamiento no me voy a olvidar nunca más”.


Confiman condena por crimen de cura español  

Fuente :TVN   30 de Marzo 2007

Categoría : Prensa

La Corte de Apelaciones de Santiago confirmó hoy la condena a cinco años y un día de prisión a un ex coronel del Ejército por el asesinato del sacerdote católico español Joan Alsina Hurtos, perpetrado días después del golpe militar de 1973, informaron fuentes judiciales.

La sentencia del tribunal de alzada confirmó el fallo de primera instancia en el caso dictado por el juez Jorge Zepeda, a cargo de la causa contra el jubilado coronel Donato López Almarza, a quien imputó el cargo de homicidio calificado.

En la fecha del golpe de Estado que Augusto Pinochet encabezó el 11 de septiembre de 1973, Alsina era empleado del hospital San Juan de Dios, de Santiago de Chile, donde fue detenido días después por una patrulla militar.

El 19 de septiembre, tras haber sido torturado, fue llevado al Puente Bulnes, sobre el río Mapocho, donde, por orden de López Almarza, un recluta de 18 años, Nelson Bañados, le disparó siete balazos desde corta distancia.

Días después el cadáver de Alsina fue encontrado aguas abajo y las autoridades militares afirmaron que se trataba de un "terrorista" que había muerto en un enfrentamiento con una patrulla.

Al momento de su muerte, el sacerdote pidió al recluta Bañados que no le vendara los ojos, para poder bendecirlo y darle el perdón, según confesó el propio recluta al sacerdote Miguel Llodrá, que investigó personalmente la historia del cura Alsina.

Bañados ratificó después la versión en el juicio por el asesinato y tiempo después, agobiado por los remordimientos, se suicidó.

También murió el coronel Mario Caravés, que como capitán comandó la patrulla que detuvo al sacerdote, lo torturó y después lo condujo al puente.

La Corte de Apelaciones, en su dictamen de hoy, consideró el caso como "un delito de lesa humanidad", al que corresponde aplicar normas del derecho internacional.


tribunales rebajan penas en casos Jaime Aldoney y sacerdote Alsina

Fuente :La Nacion 29 de Noviembre 2007

Categoría : Prensa

El abogado y diputado (PS), Juan Bustos, anunció que apelara al fallo de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, por el caso de Jaime Aldoney, cuyo cuerpo fue lanzado al mar en 1973, luego que el ministro en visita Julio Miranda condenara a cuatro oficiales (R) de la Armada a cuatro años de libertad vigilada, a penas remitidas a otros dos involucrados y absolviera a otros dos individuos.

Bustos calificó las penas como insuficientes "deben ser de presidio mayor, pues se trata de un crimen muy grave".

Entre los sentenciados se encuentran Sergio Iván Mendoza Rojas, Patricio Maximiliano Villalobos Lobos, Pedro Pablo Arancibia Solar y Jaime Urdangarín Romero, además del contraalmirante (R) Ernesto Hubert von Appen y el suboficial Manuel Bush López, quienes obtuvieron penas que van desde los 72 días hasta los cuatro años de presidio que podrán cumplir de manera remitida.

Jaime Aldoney era estudiante de Periodismo, constructor civil, regidor de Limache e interventor de la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU) cuando fue detenido por Carabineros en 1973.

Según los testimonios de la época, desde la comisaría de Limache fue llevado por efectivos de la Armada a la base aeronaval de El Belloto -de la que estaba al mando Huber- allí fue torturado y se perdió su rastro.

Media prescripción en caso Alsina

La Segunda Sala de la Corte Suprema confirmó la condena contra Donato López Almarza por el homicidio del sacerdote español Joan Alsina Hurtos, ocurrido el 16 de septiembre de 1973 en el Puente Bulnes de Santiago.

En fallo dividido los magistrados Alberto Chaigneau, Rubén Ballesteros, Hugo Dolmestch y los abogados integrantes Fernando Castro y Domingo Hernández sentenciaron a tres años y un día a López Almarza concediendo el beneficio de la libertad vigilada al condenado.

La sentencia aplica la media prescripción, previsto en el artículo 103 del Código Penal para rebajar la condena de segunda instancia que había sentenciado a López Almarza a 5 años y un día de presidio, sin ningún tipo de beneficios.

El ministro Ballesteros era partidario de aplicar la prescripción a favor del condenado.


EL REGALO PARA EL CURA ALSINA QUE SURGIÓ EN EL PUENTE EN QUE LO MATARON

Fuente :La Nacion 28 de Abril 2014

Categoría : Prensa

Habría cumplido 72 años este lunes 28 si esa patrulla no lo hubiera asesinado en el cruce Bulnes del Mapocho. La restauración del mural que lo recuerda, liderada por el dibujante Mico de Nación.cl, abrió las puertas a un documental que se presenta justo en el cumpleaños.
Lunes 28 de abril de 2014 | por Rodrigo Pizarro – Foto: Esteban Garay (memorial), Memoriaviva (rostro) + Sigue a Nación.cl en Facebook y Twitter

El fulgor el año 2013 por el aniversario número 40 del Golpe de Estado en Chile tuvo uno de los muchos humildes ejemplos de memoria en el mural que recuerda el asesinato del sacerdote Joan Alsina sobre el puente Bulnes, que cruza el río Mapocho, en el poniente de Santiago.
“Mátame de frente porque quiero verte para darte el perdón”, es la frase que corona ese gran Imagen foto_00000001dibujo y que habría dicho a su verdugo militar el joven cura español detenido junto a trabajadores del Hospital Félix Bulnes y acribillado y lanzado con estos al río desde ese viaducto el 19 de septiembre de 1973.

Los 40 años del Golpe elevaron las pasiones y el mural de 1999 fue víctima de rayados que obligaron una restauración a pulso y que, sin tenerlo planificado, dio pie para un documental que, cruzado por esos brochazos, recuerda a Alsina y se presenta como el mejor regalo con motivo del que sería su cumpleaños número 72 este lunes 28. Se titula “La historia de una fe viva”.

LOS RECUERDOS DEL MICO
Luis Henríquez, Mico, muralista y dibujante, autor de la sección de viñetas de Nación.cl, fue uno de los gestores de ese mural y de su renovación el año pasado en la que se unieron sus cercanos del Movimiento Obrero de Acción Católica (MOAC) y los jóvenes del Centro Universitario Ignaciano de la Universidad Alberto Hurtado.

Mico resalta que cuando se acercó el aniversario del 2013 “apareció muy rayado,con spray, con pintura roja, negra. Fue un daño irreversible. Algunos decían libertad a los presos políticos, pero también había un ´Viva Pinochet´ y después encima un ´muera Pinochet’ , ´viva el 11´, ´muera el 11' , pero cada nuevo rayado emporaba más. Estaba indigno”.

Así las cosas acudió a una conversatorio en esa universidad sobre el Padre Alsina y otros curas asesinados al que llegó con fotos para mostrar el mal estado del mural. De inmediato consiguió el apoyo de la casa de estudios y de sus estudiantes para la restauración.

Es ese trabajo multisectorial, con más de 40 voluntarios, incluidos pobladores y hasta el padre Pepe Yurasczek, el que refleja el documental realizado por Mario Bustamante quien llegó a tomar fotos, pero, sorprendido, optó por activar el rec del video y hacer el registro audiovisual.
“El video no sólo se limita a registrar el mural, hay entrevistas, hay un pequeño momento con la historia de Joan Alsina para que los jóvenes que no lo conocen sepan quien fue, lo que pasó, el momento de su detención, porque esa historia hay que repetirla y contarla” destaca Mico.
“Nos pareció súper potente hacer el esfuerzo, tener el video listo y hacer el lanzamiento para el día de su cumpleaños y nuevamente convocamos a los voluntarios, los pobladores, los del MOAC, los de la universidad, para celebrar el cumpleaños”, resalta.

EL MURALISMO HOY VISTO DESDE EL PUENTE BULNES
Sobre el estado del muralismo entrado el siglo XXI, Henríquez opina que “durante mucho tiempo el mural fue utilizado como instrumento de propaganda en el contexto de la dictadura, pero afortunadamente con el tiempo se proyectó porque se transformó en un instrumento válido para intervenir los espacios públicos incluso en lo institucional”.

Resalta que saltó a los colegios y a las poblaciones incluso en manos de las barras: “Yo creo que ya entrado el siglo institucionalmente empieza a ser aceptado, los municipios prestan sus muros propios, los privados entran a financiar, afortunadamente con distintos tipos y calidades”.
La presentación se fijó para este lunes 28 a las 19:00 horas en Erasmo Escala 1822. Luego de la restauración el mural quedó ahora si cubierto con una capa impermeable que le asegura mayor vida “vamos para el año ya, y 6 meses, y está impecable”


Relato sobre el padre Alsina

Categoría : Otra Información

Sacerdote de la OCSHA, Santiago

Nació en Castelló d’Empuries –Girona- España el 28 de Abril de 1942.  sus padres fueron José Alsina y Genoveva Hurtos, una cristiana familia que vivía en una “masia” catalana del pueblo de Castelló d’Empuries.

Juan llegó a Chile el 30 de Enero de 1967 con el propósito de trabajar durante 10 años en este país, en su carisma que era la evangelización del mundo obrero por el que sentía una predilección especial.

Pocos días después del golpe un piquete militar ingreso al Hospital preguntando por Juan.

En San Bernardo contó que lo andaban buscando y dijo que a pesar de todo él volvería a su trabajo porque “el deber me llama y cumpliré con él”

El 18 por la noche, presintiendo su detención redactó un escrito conocido como “El Testamento de Juan Alsina” en el que deja constancia de los motivos de su entrega.  Entre otras, escogemos tres frases que escribió de su puño y letra: “si el grano de trigo no muere, no da fruto, pero si muere da mucho fruto”.  “Somos llevados como corderos al matadero”. “Cristo nos acompaña siempre dondequiera que estemos”.  Lo impactante de su muerte es que se entregó voluntariamente y que pidió al soldado que lo matara de frente para poder darle el perdón.

El 19 de Septiembre fue a su trabajo al Hospital San Juan de Dios, y efectivamente allá fue detenido y golpeado el 19 de Septiembre de 1973. Por la noche del mismo día fue asesinado en el Puente Bulnes. El soldado que lo detuvo, relató después su fusilamiento con estas palabras:

“Al llegar al puente Bulnes, mi capitán frenó, y o, como lo hacia con cada uno de los que fusilaba, me bajé, saqué a Juan del furgón y fui a vendarle los ojos, pero Juan me dijo: “Por favor no me pongas la venda, mátame de frente porque quiero verte para darte el perdón”.  Fue muy rápido. Recuerdo que levanto su mirada al cielo, hizo un gesto con las manos, las puso sobre su corazón y movió los labios como si estuviera rezando y dijo: “Padre, perdónalos…”  yo le dispare la ráfaga y cayo al tiro. Quería dispararle con la pistola pero lo hice con la metralleta para que fuera más rápido.  El impacto fue tan fuerte que volteo su cuerpo y prácticamente cayó solo  al Mapocho, yo tuve que darle un empujoncito nomás.  Otros, a veces caían al piso del puente y había que levantarlos y echarlos al rió. Eran las 10 de la noche y de este fusilamiento no me voy a olvidar nunca jamás”.

Apenas un año después, su padre, don José Alsina escribió una carta, realmente impresionante, perdonando al autor o los autores de la muerte de Juan, que dice en lo medular:

“Juan, hace aproximadamente nueve meses que no recibo noticias tuyas. No sé si te has olvidado de escribirnos. Hoy en la vigilia de tu santo, tu padre te escribe desde abajo. Hace 32 años, un 28 de Abril, en medio de lluvias torrenciales apareciste en la macía de Castelló d’Empuries. A los 4 años ingresaste al Colegio de las Carmelitas que tanto te recuerdan. Tres años después, o sea a los siete años, pasaste al Colegio Nacional donde tuviste tantos éxitos y tantos amigos…  A los 11 me pediste ingresar al seminario de Girona.  Cuando tenias 18 años me pediste ingresar al Seminario Hispano Americano de Madrid para ir a misiones. Siempre me decías que tenias tu trabajo en tierras lejanas y que a tus padres les quedaban Miquel y Maria, tus hermanos. El 12 de Septiembre de 1965 te ordenaron sacerdote y fuiste destinado a Malgrat donde también dejaste muchos amigos.  Y en Enero de 1968 te fuiste a Chile como misionero. Pasamos cuatro años sin verte y recuerdo muy bien aquel atardecer del mes de Enero cuando llegaste y pasaste en casa dos meses de vacaciones. Después volviste a Chile diciéndonos que pasarías dos o tres años mas allí y que después volverías… Recuerdo bien que decías que en Chile tenias muchos amigos ¡ya lo creo! Y que te querían de veras. ¡Y esto lo han demostrado porque quisieron que te quedaras con ellos para siempre! Yo quisiera saber quien es ese amigo y tener su dirección… no para vengarme de él, sino para perdonarlo y mandarle mi indulto para que no viva con remordimiento, porque de muy joven me enseñaron a perdonar y aun no lo he olvidado. Y tu Juan, desde arriba, donde descansas, perdónalos también, como perdono Jesucristo a sus discípulos y a toda la humanidad.  Adiós José. 23 de Junio de 1974”

Se han escrito varios libros sobre Juan Alsina.  Quien desee mayor información puede consultar el libro “Memoria de dos curas fusilados”, Moneda 1845.


Joan Alsina Hurtos, trabajador de la salud y mártir de la justicia

Fuente :religiondigital.org, 9 de Junio 2021

Categoría : Prensa

Al iniciar sus labores pastorales, tenía la esperanza de partir al extranjero como misionero, así se lo contaba a sus cercanos: “Siento que Dios me llama para ir a misiones y quiero prepararme bien”. Para hacer realidad su sueño llegó a Chile el 30 de enero de 1967 a vivir a una comunidad de sacerdotes catalanes en la comuna de San Bernardo.

Joan Alsina ejercía su ministerio en la Parroquia San Ignacio de San Bernardo y como trabajador en el Hospital San Juan de Dios al momento del Golpe de Estado cívico-militar del 11 de septiembre de 1973.

Sus compañeros le aconsejaron que buscara refugio en la embajada de España. Pero Joan decidió mantenerse en su puesto de trabajo y en su labor pastoral. Esta decisión, la ratificó con esta frase: “Hay momentos en la vida en que hay que jugarse el todo por el todo y si me necesitan allá estoy”.

Al llegar al puente Bulnes, mi capitán frenó, y yo, como lo hacía con cada uno de los que fusilaba, me bajé, saqué a Juan del furgón y fui a vendarle los ojos, pero Juan me dijo: "Por favor no me pongas la venda, mátame de frente porque quiero verte para darte el perdón"

El día 27 de septiembre es encontrado su cuerpo en el Servicio Médico Legal. El certificado de defunción consigna como lugar de la muerte el puente Bulnes sobre el río Mapocho, e indica como causa de la misma: "múltiples heridas de bala" y "lesiones apergaminadas en la cara.

Joan Alsina Hurtos, era hijo de José Alsina y Genoveva Hurtos. Vivían en una masía del pueblo de Castellón de Ampurias. Estudió en el seminario de Girona. Fue ordenado sacerdote el 30 de agosto de 1966. Al iniciar sus labores pastorales, tenía la esperanza de partir al extranjero como misionero, así se lo contaba a sus cercanos: “Siento que Dios me llama para ir a misiones y quiero prepararme bien”. Para hacer realidad su sueño llegó a Chile el 30 de enero de 1967 a vivir a una comunidad de sacerdotes catalanes en la comuna de San Bernardo. En 1972 era empleado del hospital San Juan de Dios. Su trabajo pastoral lo realizaba en la población José María Caro, lugar donde vivía junto al sacerdote Alfonso Baeza Vicario de la Pastoral Obrera.

Joan Alsina ejercía su ministerio en la Parroquia San Ignacio de San Bernardo y como trabajador en el Hospital San Juan de Dios al momento del Golpe de Estado cívico-militar del 11 de septiembre de 1973. Desde el hospital pudo ver el bombardeo de La Moneda. Los días 11 y 12 de septiembre los funcionarios del recinto se organizaron para atender a los heridos que llegaban al lugar producto de la represión. A pesar de que sus compañeros le señalaron que por su condición de dirigente sindical de los trabajadores del hospital podría ser detenido este continuó su trabajo de servicio.

El 16 de septiembre de 1973 una patrulla militar allanó el Hospital San Juan de Dios, siete empleados fueron detenidos. Cuando Joan regreso a su trabajo, le contaron que los militares preguntaron por él. Sus compañeros le aconsejaron que buscara refugio en la embajada de España. Pero Joan decidió mantenerse en su puesto de trabajo y en su labor pastoral. Esta decisión, la ratificó con esta frase: “Hay momentos en la vida en que hay que jugarse el todo por el todo y si me necesitan allá estoy”.

El 19 de septiembre un grupo de efectivos militares pertenecientes a un Batallón del Regimiento Yungay de San Felipe allanó el Hospital. Joan fue detenido, no contento con ello, los militares lo golpearon en el mismo recinto. Fue llevado detenido al Internado Nacional Barros Arana. A las nueve de la noche, Joan fue conducido al Puente Bulnes sobre el río Mapocho y en ese lugar fue fusilado.

Nelson Bañados, el soldado de 18 años que lo asesinó cumpliendo órdenes del coronel Mario Caraves, relató el fusilamiento con estas palabras:

"Salimos del Barros Arana en jeep. Mi capitán conducía y yo iba atrás con Juan. Juan iba esposado y muy pensativo. No me dijo ni una palabra durante el trayecto ni me dio ningún trabajo cuidarlo. Iba calladito nomás. Él sabía que lo íbamos a matar porque en el Barros Arana se lo habíamos comunicado. Al llegar al puente Bulnes, mi capitán frenó, y yo, como lo hacía con cada uno de los que fusilaba, me bajé, saqué a Juan del furgón y fui a vendarle los ojos, pero Juan me dijo: "Por favor no me pongas la venda, mátame de frente porque quiero verte para darte el perdón". Fue muy rápido. Recuerdo que levantó su mirada al cielo, hizo un gesto con las manos, las puso sobre su corazón y movió los labios como si estuviera rezando y dijo: "Padre, perdónalos…" Yo le disparé la ráfaga y cayó al tiro. Quería dispararle con la pistola, pero lo hice con la metralleta para que fuera más rápido. El impacto fue tan fuerte que volteó su cuerpo y prácticamente cayó solo al Mapocho, yo tuve que darle un empujoncito nomás. Otros, a veces, caían al piso del puente y había que levantarlos y echarlos al río. Eran las diez de la noche y de este fusilamiento no me voy a olvidar nunca jamás”.

El día 27 de septiembre es encontrado su cuerpo en el Servicio Médico Legal. El certificado de defunción consigna como lugar de la muerte el puente Bulnes sobre el río Mapocho, e indica como causa de la misma: "múltiples heridas de bala" y "lesiones apergaminadas en la cara.

Joan Alsina fue sepultado al día siguiente en el Cementerio Parroquial de San Bernardo.

Uno de los sacerdotes catalanes compañero de comunidad Joan, el padre Miguel Jordá emprendió una búsqueda personal para dar con los autores materiales e intelectuales del fusilamiento de Joan. El padre Miguel logró encontrarse con el exsoldado conscripto Nelson Bañados quién relató su participación en el fusilamiento del sacerdote. Nelson Bañados agobiado por los remordimientos, se suicidó.

Luego de años de ausencia de justicia, en el caso de Joan Alsina su hermana María Alsina interpuso una querella por la muerte del sacerdote. Quién representó judicialmente a la hermana del sacerdote fue la abogada Fabiola Letelier del Solar. Este caso fue investigado por el ministro Jorge Zepeda, quién dictó sentencia el 18 de octubre de 2005. El magistrado estimó que el crimen del sacerdote era un crimen de lesa humanidad. No se pudo condenar al ex conscripto Nelson Bañados, ni el coronel Mario Caraves, dado que ambos fallecieron. Se condenó al jefe del Regimiento de Infantería Nº 3 “Yungay”, el coronel Donato López Almarza. Este fue condenado a la pena de cinco años como autor del delito de homicidio calificado de Juan Alsina.

Para recordar al padre Joan Alsina, se construyó un memorial junto al Puente Bulnes donde fue ejecutado. La inauguración del Memorial se realizó el 24 de marzo de 1995. El memorial tiene una cruz donde esta adosada la antigua baranda esta tiene marcas de los balazos del fusilamiento. Al pie de la cruz está escrita la frase “mátame de frente porque quiero verte para darte el perdón”. En Cataluña, también se le rindió un homenaje con una plaza con su nombre. El 28 de febrero de 1993, la fecha en que Juan hubiera cumplido, 50 años de edad, se inauguró un monumento en Malgrat, Cataluña. En su memoria, un consultorio en San Bernardo lleva el nombre “Padre Joan Alsina”.


50 años del asesinato del cura obrero Joan Alsina

Fuente :resumen.cl, 19 de Septiembre 2023

Categoría : Prensa

El día miércoles 19 de septiembre de 1973, militares pertenecientes a un batallón del Regimiento Yungay de San Felipe, allanaron el Hospital San Juan de Dios en Santiago de Chile, llevándose varias personas detenidas, entre ellas estaba un sacerdote obrero de nombre Joan Alsina Hurtos. Trasladado Joan hasta el Internado Nacional Barros Arana, ocupado en esos momentos como centro de detención por la dictadura, Alsina es duramente golpeado y torturado por sus captores. A las 21:00 de ese mismo día es sacado al puente Bulnes, sobre el río Mapocho en Santiago y ejecutado por una patrulla militar a la orden del Coronel Donato López Almarza.

"Por favor no me pongas la venda, mátame de frente porque quiero verte para darte el perdón"

Nelson Bañados, un recluta de 18 años de edad, que realizaba el servicio militar obligatorio, fue quien le disparó siete balazos desde corta distancia al cura Alsina, como el mismo declararía en diversas ocasiones, antes de quitarse la vida, por la culpa que cargo en su vida desde aquel trágico momento. Enfrentado a su ejecutor, el cura Alsina pidió al recluta Bañados que no le vendara los ojos, para poder bendecirlo y darle el perdón, según confesó el propio recluta al sacerdote catalán Miguel Llodrá, miembro de la comunidad religiosa a la que pertenecía Joan Alsina en la comuna de San Bernardo, en la Región Metropolitana y quien se dio la tarea de buscar a su hermano detenido.

Posteriormente, cuando se iniciaron los juicios, el recluta Bañados repetirá el mismo testimonio ante tribunales: «Al llegar al puente Bulnes, mi capitán frenó, y yo, como lo hacía con cada uno de los que fusilaba, me bajé, saqué a Juan del furgón y fui a vendarle los ojos, pero Juan me dijo: "Por favor no me pongas la venda, mátame de frente porque quiero verte para darte el perdón». Fue muy rápido. Recuerdo que levantó su mirada al cielo, hizo un gesto con las manos, las puso sobre su corazón y movió los labios como si estuviera rezando y dijo: "Padre, perdónalos…" Yo le disparé la ráfaga y cayó al tiro. Quería dispararle con la pistola pero lo hice con la metralleta para que fuera más rápido. El impacto fue tan fuerte que volteó su cuerpo y prácticamente cayó solo al Mapocho, yo tuve que darle un empujoncito no más. Otros, a veces, caían al piso del puente y había que levantarlos y echarlos al río. Eran las diez de la noche y de este fusilamiento no me voy a olvidar nunca jamás».

Días más tarde, el 27 de septiembre, el cadáver de Alsina fue encontrado aguas abajo en el río Mapocho y trasladado al servicio Médico Legal. Las autoridades del régimen militar afirmaron que se trataba de un "terrorista" que había muerto en un enfrentamiento con una patrulla de soldados. El día 28 de septiembre su cuerpo fue enterrado en cementerio parroquial de San Bernardo.

Bañados ratificó siempre su versión de los hechos en el juicio por el asesinato de Joan Alsina, hasta que agobiado por los remordimientos, se suicidó.

Quien era el cura Joan

Joan Alsina Hurtos, había nacido en Castelló d’Empúries, provincia de Gerona, Cataluña el 28 de abril de 1942. Hijo de una familia muy católica, que además de Joan tenían dos hijos más Miquel y Maria.  A los 4 años ingresó al Colegio de las Carmelitas, tres años después, pasó al Colegio Nacional.  A los 11 años Joan ya pidió a sus padres ingresar al seminario de Girona, donde posteriormente asistió, siendo ordenado sacerdote el 12 de septiembre de 1965. Destinado un tiempo a la localidad de Malgrat de Mar, Joan decidió trasladarse al Seminario Hispano Americano de Madrid para ir a misiones, lo cual era su deseo.  Su primer destino fue Chile, donde llegó pensando en estar 10 años evangelizando entre sectores obreros.

Joan llegó a Chile el día 30 de enero de 1967, se instaló en San Bernardo, al sur de Santiago, a vivir en una comunidad de sacerdotes catalanes. Ejercía su ministerio en la Parroquia San Ignacio de San Bernardo y como trabajador en el Hospital San Juan de Dios en Santiago al momento del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, donde además era dirigente sindical.

Joan había hecho profundas amistades en Chile, se había convertido en un cura obrero, como varios que conformaron en aquellos años el «movimiento de cristianos por el socialismo» en apoyo a las luchas y transformaciones sociales que ocurrían en Chile.  En este contexto del mundo del trabajo es donde se vincula políticamente a compañeros del MIR.

Desde el Hospital, Joan junto a sus compañeros pudieron ver el bombardeo a la Moneda, el 11 de septiembre de 1973, y más tarde recibir a los heridos que llegaban desde diversos lugares.

El 16 de septiembre, una patrulla militar llegó hasta el Hospital San Juan de Dios en Santiago, allanando sus instalaciones y deteniendo a 7 trabajadores, Joan estaba libre aquel día y a su regreso al Hospital sus compañeros le aconsejaron que se refugiase en alguna embajada.  Joan tomó la decisión no solo de permanecer en Chile, sino además de seguir trabajando en el Hospital, ayudando a los más necesitados, en momentos especialmente duros.

El 18 de septiembre por la noche, presintiendo su detención, Joan redactó un escrito conocido como «El Testamento de Juan Alsina», en el que deja constancia de los motivos de su entrega. Entre otras, escogemos una de las frases que escribió de su puño y letra: «si el grano de trigo no muere, no da fruto, pero si muere da mucho fruto».  Frase que más de 10 años más tarde retomara Luisa Toledo, una pobladora de Villa Francia en Santiago, muy cercana a las comunidades católicas de base, cuando el 29 de marzo de 1984 le asesinan a dos de sus hijos: Rafael y Eduardo Vergara Toledo.

Joan fue uno de los curas asesinados por la dictadura militar en Chile, como el cura obrero ingles Miguel Woodward, quien fue detenido, torturado hasta morir en el buque escuela Esmeralda; el cura salesiano Gerardo Poblete asesinado en un calabozo de una comisaría de Iquique en 1974; el valenciano Antonio Llidó Mengual cura obrero de Quillota, desaparecido desde el centro clandestino de detención y torturas de José Domingo Cañas en Santiago en 1974, el sacerdote francés André Jarlan, asesinado por un disparo policial en la población La Victoria en Santiago, mientras se reprimía la jornada nacional de protestas contra la dictadura en 1984.


El sacerdote Joan Alsina, asesinado por la dictadura de Pinochet, murió perdonando

Fuente :alfayomega.es, 21 de Septiembre 2023

Categoría : Prensa

«No me vendes los ojos para que pueda perdonarte» le diría el misionero español a uno de sus verdugos

La diócesis de Gerona recordará este sábado, en la Iglesia de Medinyà, el 50 aniversario del asesinato del sacerdote misionero Joan Alsina Hurtos en Chile. El misionero, nacido en Castelló d’Empuries (Gerona), fue uno de los tres españoles asesinados por la dictadura de Pinochet.

Alsina tenía 31 años en el momento de su asesinato. Realizó sus estudios en el Seminario de Gerona y en el Seminario Hispano Americano de Madrid para las misiones. En enero de 1968 marchó a Chile, donde ejercía una doble labor: era cura de la parroquia de San Ignacio y trabajaba en el Hospital San Juan de Dios.

Allí viviría el golpe de Estado de Pinochet. Horas después de producirse el golpe —el 11 de septiembre de 1973—, el sacerdote misionero español pidió a sus amigos de su iglesia que si lo detenían no hicieran nada por él, porque «quería compartir la suerte de los trabajadores».

Se presentó, como todos los días, a su trabajo en el Hospital de San Juan de Dios y allí fue detenido. Desde OMPRESS relatan cómo fueron las últimas horas del misionero: «Fue golpeado, torturado y dejado inconsciente. Después, fue trasladado al Internado Nacional Barros Arana, y más tarde al Puente Bulnes, que cruza el río Mapocho, en la zona norponiente de la capital chilena, donde fue fusilado por orden de López Almarza con siete disparos».

Antes de ser asesinado el sacerdote le dijo a su verdugo, el recluta Nelson Bañados: «Por favor, no me vendes los ojos, dispárame de frente para que pueda verte y perdonarte». El soldado, más tarde, se suicidó atormentado por haber cometido este crimen.

En el libro El testimonio de Salvador Allende y Joan Alsina, editado por la Agenda Latinoamericana, Justicia y Paz Gerona y el Fórum Joan Alsina se ofrece un testimonio que ejemplifica su compromiso por lo social: «Yo ya no soy simplemente el cura, ese hombre que los escucha y aconseja; soy el hombre que lucha junto a ellos. Si ellos tiene un sindicato, yo también; si están en un comité de trabajo, yo también; si tras la jornada laboral mantienen reuniones, yo también; si son explotados, yo también; si ellos cobran un suelo bajo, yo lo cobro todavía más bajo».


“Mátame de frente”: miradas que se cruzan en un momento decisivo

Fuente :elmostrador.cl, 3 de Enero 2024

Categoría : Prensa

Los lugares de memoria están ahí, algunos quizás invisibles pese a placas, monumentos y acciones reivindicativas. A veces los ojos no ven y las verdades se pierden en buenas intenciones.

“Recuerdo que le disparé siete balas apuntándole en el pecho…pero como por un instinto natural… por no ver su mirada” (pp. 76, Nelson Bañados)

Cincuenta años después del Golpe Cívico-Militar, Felipe Olivares y Claudio Vilches, dos jóvenes cientistas políticos, inician un camino investigativo hacia el corazón de uno de los tantos hechos deleznables perpetrados en los primeros días de la dictadura: el fusilamiento del sacerdote catalán Joan Alsina en el Puente Bulnes, en Santiago.

“Mátame de frente” da cuenta de la búsqueda de información acerca de este caso emblemático, que se inicia con algunos datos concretos que lo enmarcan. Uno de ellos, la punta del hilo, es que el Instituto Nacional Barros Arana (INBA) sirvió como espacio de acantonamiento del Regimiento N°3 Yungay de San Felipe, desde el 11 de septiembre de 1973 hasta el 4 de octubre de ese año. Fue lugar de detención, tortura y desaparecimiento de personas. Allí permaneció Joan Alsina después de ser detenido con otras personas en el Hospital San Juan de Dios hasta la noche de su fusilamiento, el 19 de septiembre de 1973. Muchos testigos concuerdan en este dato de veracidad, entre ellos, un capellán castrense.

La historia de Joan Alsina se enhebra con la de otros que sufrieron, murieron y desaparecieron a manos de los militares del Regimiento Yungay de San Felipe, durante el fatídico tiempo en el que estuvieron acantonados en el INBA y posteriormente en la Quinta Normal. Por ejemplo, la historia de Lucio Bagus, un funcionario del Hospital San Juan de Dios, hasta hoy desaparecido. Y la de Carlos Fariña, un niño de trece años detenido en su casa y que fue finalmente encontrado en una fosa en Américo Vespucio con San Pablo.

Es así como, a lo largo del libro, el lector puede entender la trama del tejido de muerte que ha estado oculta o invisibilizada. Sus puntos se unen, se imbrican y se funden, mostrándonos una imagen de terror, que no es ficción literaria o invento político. Aquello ocurrió. La crueldad, la perversidad y la posterior impunidad fueron bestias feroces que se movieron a su antojo en la noche dictatorial, desde el primer momento de ese 11 de septiembre.

El hilo de la historia relatada también recoge los puntos colgantes o perdidos de los cómplices (pasivos o activos), de los delatores. De los que, por razones personales, entregaron a colegas o vecinos. De los que callaron. De los que miraron a otro lado cuando estaban ocurriendo estos hechos. De los que contribuyeron al ocultamiento de la verdad. Quizás por legítimo miedo, quizás porque realmente no les interesaba. El “algo habrán hecho” permanece latiendo en las oscuridades que nos rodean hoy.

También están acá los perpetradores, con sus nombres completos y hasta sus fotos, documentos públicos verificables. Y los oficios de las investigaciones judiciales en que, cuando la Justicia consultaba por alguno de estos responsables, casualmente había un error de ortografía o de tipeo en el nombre, de manera que la respuesta era que esa persona no pertenecía al Ejército de Chile. Esta fue una de las tantas maniobras que garantizaron la impunidad de los asesinos del Estado.

Joan Alsina fue ejecutado en el Puente Bulnes por el conscripto Nelson Bañados y el capitán Mario Caraves, que dio la orden y estuvo ahí para verificar que la mano de su subalterno realizara la acción por él. Por cobardía o por la necesidad de proveerse de cómplices que no pudieran hablar después. Las palabras que dan título al libro fueron dichas por Joan Alsina en el momento en que Nelson Bañados se aprestaba a fusilarlo. Quedó como una frase lapidaria que sin embargo no conmovió a los perpetradores y se mantuvo con carácter de emblema en estos cincuenta años.

La historia de Joan Alsina, así como la frase, nos lleva al asunto del perdón. Para él, como para sus padres, el perdón era crucial. Su padre, antes de morir, escribió dos cartas en las que extendía el perdón que Joan Alsina entregó a sus asesinos en el Puente Bulnes. Una misiva era para el conscripto Nelson Bañados, que la aceptó, y la otra para el capitán Mario Caraves, que la rechazó, indignado.

La narración toma a ratos un tono de crónica y en otros momentos alcanza una atmósfera de intimidad envolvente, no exenta de asombro, cuando pareciera que ya nada puede asombrarnos. Los autores, aunque intentan mantenerse a la distancia impuesta por la estructura de la investigación, no pueden evitar estremecerse y se acercan emocionalmente a las historias de testigos y familiares que van entretejiendo, apoyados por documentos, fotos y datos fácilmente verificables. Esto lleva a que el libro se lea como una investigación propiamente tal, pero que al mismo tiempo como el compendio de múltiples voces que se despliegan como una urdiembre que va mucho más allá de los casos en cuestión: el tejido alcanza al país entero cuando se unen los puntos con el hilo enhebrado de estas historias.

Los lugares de memoria están ahí, algunos quizás invisibles pese a placas, monumentos y acciones reivindicativas. A veces los ojos no ven y las verdades se pierden en buenas intenciones. Libros como “Mátame de frente”, asentados en un trabajo investigativo riguroso y comprometido con la verdad, abren las puertas para revisitar los espacios geográficos y simbólicos, mirar viendo la historia de nuestro país y recorrer valientemente, los senderos de las lágrimas de aquellos que dejaron su vida en nuestro territorio nacional, que aún sangra.