Precursoras del Mutualismo en nuestro País
son dos sociedades, una católica y otra liberal: la “Hermandad del Sagrado
Corazón” y la Sociedad de la Igualdad”.
La primera fue creada en 1849 por Fray Andrés García y agrupó a los
artesanos de la capital en la Iglesia Recoleta Franciscana; y la segunda en 1850, gracias a la iniciativa
y empuje de dos hombres visionarios: Santiago Arcos y francisco Bilbao. Tuvo un carácter social, mutualista,
intelectual y político.
Sin embargo, será un ciudadano peruano
quien creara la primera mutual chilena propiamente tal: don Victorino Laínez,
quien el 18 de Septiembre de 1853, junto a otros trabajadores, fundó la
Sociedad de Tipógrafos o Sociedad Tipográfica que, como su nombre la indica,
cobijó a hombres que laboraban y laboran en los talleres de las imprentas.
Después se destaca uno de los más ilustres
mutualistas chilenos: don Fermín
Vivaceta Rupio. El 12 de Enero de 1862,
junto a Lorenzo Arenas,
Angel Sassi, Rafael
Villarroel y otros, funda la Sociedad Unión de Artesanos, “Artesanos La Unión”.
Pero el mutualismo no es sólo un deber y
una acción de hombres. También nuestra
historia registra el nombre de Doña Micaela Cáceres de Gamboa, la cual 20 de
Noviembre de 1887 fundó en Santiago la primera Sociedad mutualista femenina y
que se denominó “Sociedad de Obreras Nº1.
Esta Sociedad fue también la primera Sociedad Mutualista de mujeres en
América. Su ejemplo fue después imitado
en la mayoría de los países de nuestro continente.
Igualmente, a fines del siglo XIX, con la
ayuda de la Iglesia, se crean los Patronatos.
Estos eran organizadores de carácter apostólico y mutualista y su
finalidad era ayudar a los obreros jóvenes a encontrar trabajo y a realizar sus
estudios, todo lo cual era complementado con una formación moral basada en
valores cristianos. Por ejemplo, fue muy
conocido el Patronato de Santa Filomena y hoy en día una calle de Santiago
lleva el nombre de Patronato.
A comienzos del siglo XX aparecen sobre
todo en el Norte Grande las llamadas “Mancomunales de Obreros” y cuya finalidad
más importante era defender a los trabajadores en una época en que las
condiciones de vida de éstos eran angustiosamente miserables e inhumanas. Por supuesto que muchas de las acciones de
estas mancomunadas tuvieron un carácter netamente mutualista.
De este modo, las Sociedades Mutualistas con el paso de los
años se siguen multiplicando por casi
todo el país. Llegó un momento en que
fue necesario tratar de unirlas todas
para acrecentar los beneficios
educativos y la coordinación de sus tareas en especial. El primer esfuerzo en este sentido partió de
la Sociedad Unión de Tipógrafos que auspiciaron la formación de la Central
Mutualista, hoy como conocida como Federación Provincial Mutualista de
Santiago. Esta Federación nació en
Febrero de 1936 y durante sus primeros años realizó una magnífica labor: realizó
congresos mutualistas, estableció vínculos de amistad con sociedades
mutualistas de varios países de América.
También realizó diversas peticiones al gobierno aunque sin mayores
resultados.
Pero su acción y organización iba en
aumento. Fue así como el 10 de Diciembre
de 1939, en una de las salas de la Universidad de Chile, se fundó la
Confederación Mutualista de Chile siendo su primer presidente don Adán Verde
Ramos Bustos, hombre que también tuvo una destacada participación en el
mutualismo chileno. Esta Confederación
de carácter nacional es también la más antigua de nuestro continente.
Otro hecho fundamental lo constituyó la
promulgación de la Ley Mutualista o Ley Nº15.177, de Marzo de 1963. Gracias a esta Ley el mutualismo chileno,
como institución de Derecho Público, pudo organizarse mejor para cumplir más
eficazmente con sus hermosos ideales.
Los años posteriores son quizás los
mejores del mutualismo chileno: miles de socios y más de 200 sociedades
repartidas de Arica a Punta Arenas.
Las sociedades mutualistas son y serán
necesarias:
1º Porque no persiguen fines de lucro,
2º Porque resuelven a nivel personal y
rápida la ayuda para afrontar los
riesgos mencionados,
3º Porque, en el espíritu del hombre y más
aún en los trabajadores,
siempre existe el sentimiento y el
impulso a ayudar al prójimo y
practicar la solidaridad en acciones
concretas,
4º Porque en el Mutualismo es quizás uno
de los pocos lugares donde se
practica la unión y la confraternidad
auténticas, sin distinciones
políticas ni religiosas, lo que sin
duda constituye un estimulante
ejemplo en este mundo tan dividido y
materialista.
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