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Batalla de El Roble

Luego del sitio de Chillán, en que las fuerzas realistas resistieron ante el ataque de José Miguel Carrera Verdugo (1785-1821), este comandó una tropa de ochocientos hombres con quienes formó un campamento en las riberas del río Itata, éste se dirigió al sur a reunirse con Bernardo O'Higgins Riquelme (1778-1842) y cerca de mil hombres que éste había reclutado en Laja, para propinar el golpe definitivo a los realistas.

Sin embargo, fueron sorprendidos en la localidad de El Roble al alba del 17 de octubre de 1813, a pesar del auxilio de una nueva división patriota, pero contraria a los carreristas, compuesta por cerca de mil doscientos soldados al mando de los militares Clemente Lantaño del Pino (1774-1846) y Agustín de Urrejola Leclerc (1767-1824).

El primer ataque español se dejó caer sobre una tropa de cincuenta soldados, quienes "(…) entusiasmados con este fácil éxito, (…) aceleraron el paso para continuar la sorpresa contra el cuerpo reunido del ejército, al cual los pocos que se habían salvado de la primera guardia no podían haber llegado; pero aquí, las centinelas estaban vigilantes, dieron el alarma descargando sus fusiles, y uno de ellos, Miguel Bravo, prefirió dejarse inmolar antes que ceder el paso al enemigo. De suerte que las tropas tuvieron lugar para formar, hacerse firmes y recibir la carga de los realistas, sin desconcertarse" (Gay, Claudio. Historia de la independencia chilena: tomo primero. Paris: Imprenta de E. Thunot, 1856, p. 425).

En ese momento, O´Higgins, José María Benavente (1785-1833) y José Joaquín Prieto (1786-1854) y sus tropas intervinieron en la contienda contra los españoles, quienes "(…) cargaron a la bayoneta; pero no solo fueron bien recibidos, sino que también los primeros, después de haberlos rechazado, los cargaron, a su vez del mismo modo. O´Higgins fue quien, justamente en ese momento en que acababa de ser herido, los cargó, forzándolos a plegar, hasta que al fin fueron puestos en derrota, con pérdidas de 80 muertos, 17 prisioneros, dos cañones, 130 fusiles y algunos cajones de municiones" (Gay, p. 426).

Por su parte, el general Carrera intentó responder al ataque sorpresivo, pero resultó herido por una lanza mientras se enfrentaba cuerpo a cuerpo con algunos guerrilleros que lo persiguieron, y salvó su vida arrojándose a las frías aguas del río Itata, mientras que Ramón Freire Serrano no logró asistir a la contienda con su caballería, ya que se encontraba persiguiendo a una guerrilla española en otro lugar.

La victoria patriota significó un golpe importante para las tropas realistas, que retrocedieron en su afán de tomar nuevamente Chillán y Concepción.